La identidad es mutante, viaja. Un día somos varón o mujer, o algo que está entre estos polos, otro día nos definimos como ciudadanos de un país o fieles de una religión, a veces recordamos que fuimos estudiantes de una universidad... o pobladores de tal ciudad. Somos los mismos pero no estamos hechos de una sola pieza. Y las piezas se van encastrando de distintas maneras... ¿No creen?
Las colecciones 2013-14 de Dolce e Gabbana lo atestiguan así. Continuan explorando y explotando la riquísima identidad y cultura italiana. Devoción, que así se llama la colección, reinstala junto una abundante joyería religiosa las masculinas gabardinas y tweeds italianos en austeros tailleurs para ellas, los mosaicos de oro de las catedrales bizantinas, las madonnas medievales y los estampados florales para ellos.
El tono barroco y recargado convive con las depuradas líneas de los años 60 sin que nadie pueda decir que los diseños D & G se desdibujan o carecen de personalidad o estilo. Todo lo contrario: en ellos se puede ver a la Italia de siempre junto a la de postguerra con ojos de hoy.
Un gran acierto de esta colección son los bordados en pedrería imitando los mosaicos de las catedrales bizantinas, los accesorios plagados de íconos religiosos y paganos, los estampados que reinterpretan en clave actual el tesoro cultural de la iglesia católica...
Y aunque cada modelo podría ser un top de la Chanel más bizantina, los diseñadores Dolce e Gabbana vuelven a darnos una lección de identidad en acción, ¿no lo creen?
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