sábado, 6 de julio de 2013

El poncho, reinterpretado una vez más



Tarde o temprano, todo lo latinoamericano viaja al Viejo Mundo y vuelve de él con un halo de prestigio y más glamour. Igual que el chocolate, maíz o la stevia, el poncho era algo  autóctono, pintoresco y popular, una prenda aborígen que durante la colonia constituyó parte de la vestimenta cotidiana y mestiza de los colonos españoles.
Con la revolución industrial en Inglaterra, nuestras preciosas lanas de vicuña y llama fueron llevadas a Gran Bretaña e hiladas en ponchos por los telares británicos: el sólo hecho de venir del otro lado del mar elevó su categoría y los hizo prenda de distinción social en la urbe colonial.

 
Poncho Patrio: así se lo llamó cuando formó parte de la indumentaria militar a partir de 1820,
como abrigo del Regimiento de Dragones. 

El poncho devino tradición rural y militar: abrigo, impermeable, cobijo y techo del hombre en su andanzas al aire libre.
Lentamente y tras varias oleadas tendencieras el poncho fué revalorizandose... Durante los tardíos sesenta fué en estos lares parte imprescindible de un revalorizado gaucho look. Hasta que a comienzos de la década siguiente se convirtió en el distintivo del movimiento hippie local, dejando flamear orgullosamente los colores y las guardas originales de las culturas propias de su lugar de proveniencia.

 
Por esos años, la cantora Mercedes Sosa llevó por todo el mundo,
durante sus presentaciones, un poncho tan tucumano como ella misma.
 

 
Una de las últimas reinterpretaciones de este clásico: 
sweter-poncho, amplio rectángulo tejido en lana con mangas.
 
 
 
Poncho-cardigan muy sofisticado: guardas pampa, ribetes y trabas de cuero
 
 
 
 A dos agujas, con torzadas grandes y pequeñas, capucha y trabita de gamuza
para que no se deslice por los hombros 
 
En los últimos años subió a las pasarelas internacionales de Lanvin, Hermés, Chanel, Alexander Wang, Kenzo... o de cadenas como Zara o Mango: es presencia casi obligada en las fashion weeks.

 
Poncho en lana tejida pasado por encima del hombro, a la usanza gauchesca, por Missoni
 
 

Singular reinterpretación de las guardas de un poncho, por Kenzo


 
 
A juego con el sweter, largo poncho de lana volcado hacia atrás sobre el bleiser de terciopelo,
 por Ralph Lauren.
 
 

¡Poncho de gala! por Lanvin.


A juego con la minifalda, el poncho completa un conjunto actual y muy chic
 
 

Ponchito de lana tejida con guarda quechua, por Zara

Puesto a la manera tradicional, volcado sobre uno o los dos hombros hacia atrás, sujeto con un cinturón, más corto o más largo, en distintos materiales y con o sin flecos, cuellos, bolsillos, broches agregados al sintético modelo original... el poncho fué reinterpretándose aquí y allá en distintas versiones que lo hacen un todo terreno y a la vez un clásico.

 
 
¡Sí, ese práctico trozo de textil andino, rectángulo o cuadrado con su tajo en el centro por donde pasar la cabeza, cuyo nombre es apenas una castellanización de la voz quechua punchu, se ha convertido ahora en una glamorosa prenda multiuso que nadie se atrevería a cuestionar! 
 
 
 
 
 
 
 
 
Poncho teen: corto y de larguísimos flecos, en contraste sobre los leggins
y las zapatillas deportivas... Tan versátil que merece llamarse clásico ¿no?  
 
 
 
 
 

sábado, 29 de junio de 2013

2013: the bijou final touch

The bijou final touch suena a película de acción y suspenso... ¡Y en cierto modo lo es!
Pero... ¿de qué se trata ese famoso "toque final" tan difícil de describir o precisar? ´
Para mí es un extra o bonus track que añadimos para estar diferentes y perfectas. Puede ser de diseño, de color, de belleza, de tamaño, de alegría, de elegancia y estilo, o de riesgo... cualquiera de estas cualidades es válida si al agregarla el resultado es estudiado, certero. 
Como este exagerado pendiente plateado que aporta forma, brillo, sonido y sensaciones a un arreglo estrictamente geométrico, que sin él resultaría casi marcial.  
 

Agradezcamos que este año la gracia de la moda está en los accesorios, grandes, impactantes, arriesgados, pero siempre más baratos que una pieza de vestir de buen corte. Y agradezcamos también que la tendencia es barroca, o sea mezcla, exceso, desborde, superposición... de puntos de vista, de materiales y de estilos. De manera que si buscamos personalidad y glamour, las bijoux son imprescindibles. No es tan difícil con ellas dar "The Final Touch" (el golpe de gracia) a nuestros outfits.

 
Grandes pendientes, gigantes para la calle. A juego en color y diseño geométrico transforman este tailleur casual y casi tribal en un distinguido atuendo.
 
 
 
Un outfit que podría ser aburrido: los collares lo revitalizan, agiornan, alegran y vuelven muy chic.
 
 

¿Un barroco previsible y antiguo? No con este mega collar que se burla de todos los convencionalismos y completa el look casual de unas prendas para nada casuales. Muy, muy chic.
 
 
 
Un sobrio LBD, casi antiguo: las gruesas cadenas y el dije XXL son aquí the final touch que lo hace absolutamente distinto.
 
 
 
Apuesta de Yves Saint Laurent con megajoyería de diseños lujosos: bib y cinturón dan un toque inesperado y disruptivo a este arreglo de calle. Para el ojo, el sencillo vestidito negro se trasmuta en impactante y colorido, genial! 
 
 
Las pulseras y gargantilla aportan glamour, interés y textura
a este alegre y aniñado vestidito Chanel. 
 
  
 
Una serpiente dorada "cierra" con sus curvas doradas el look barroco de esta blusita.
 
 
 
 ¿Quien puede dudar que esta camisa ya no es común ni es la misma 
con la gigantesca flor plateada de este collar?
 
 

Dos usos tiene este broche para dar el golpe de color extra
que destaca un peinado diurno o un arreglo monocromático.
 
 
 

Sobre la rigurosa chaquetita casi victoriana, broche de corales como una gran flor,
vistosa y desalineada, de gran look . By Oscar de La Renta
 
 
 
Impecable renovación de un viejo guardarropas: 
¡desborde de super joyería trendy y ya está!
 
 
 
Más negro sobre negro... ¿aburrido? ¡NOooooo!
Con un largo collar dorado y clásico cuyo pendiente, de Lanvin, traspasa los límites de las proporciones ¡jamás! 
 
 
 
Para usar toda tu bijou de descarte, detalles propuestos por la casa YSL. Una forma de agiornar tus borcegos steam-punk. Interesante final touch, ¿no te parece?
 
 
 
 

jueves, 20 de junio de 2013

Bandera argentina: curiosidad o paradoja de la historia y la moda


Curiosidad o paradoja de la historia y de la moda, los colores de la Casa Real Bourbon-Anjou son los de la bandera de mi país... ¡Aquí! en la lejanía de las lejanías, en el rincón más austral del planeta, el sur de América.
Este símbolo de la identidad nacional que resultó una mezcla de moda europea e historia argentina se explica largamente y comienza así: castellanizada con el nombre Borbón, la  más antigua casa real de Europa gobernó la Baja Navarra ( España) desde 1555 y lo hizo a partir de 1589 de manera conjunta con Francia hasta 1789, cuando estalla la Revolución francesa que terminará con la monarquía.



María Antonieta en tono borbónico: corset, panier (ese armado para enaguas excesivas), y vestido "a la mode" en los colores pasteles que revolucionaron el oscuro rigor anterior.
 
En el territorio del Río de La Plata, las guerras de independencia del yugo español se inspiraron con ese movimiento libertario y ocurrieron mientras tanto, bajo el reinado del primer miembro de la Casa Borbón en España: Felipe de Francia, nieto de Luis XVI, proclamado en 1700 Rey de Navarra con el nombre de Felipe V. Porque la monarquía francesa abolida en 1792 se sucedió en España hasta la Primera República (1873-1874), momento de la Restauración Borbónica.


En este retrato de Margarita de los carlistas se va la banda sobre el pecho compuesta por una ancha franja blanca bordeada por delgadas líneas celestes.

 
Juan Manuel Belgrano creó la bandera con los colores de la escarapela nacional utilizada en 1810 durante la Revolución de Mayo, que llevaba los colores borbónicos porque esta casa real era partidaria de una monarquía constitucional (limitada por una Costitución), y esta idea era de vanguardia frente a la de cualquier monarquía tradicional.

 

Así, la insignia de la independencia del pueblo argentino lleva los colores selectos de una Casa Real, la que marcó los años de dominación imperial española en América. El único rasgo autóctono de nuestra bandera es el sol en su centro, agregado en 1818 durante el gobierno de Juan Martín de Pueyrredón. Ese sol jamás fué el borbónico, sino la figura incaica del dios Inti, un sol con rostro humano. ¡Curiosidad o paradoja de la historia y de la moda, si las hay!

 
 Figura actual de Inti (sol), labrada en lámina de cobre.