Curiosidad o paradoja de la historia y de la moda, los colores de la Casa Real Bourbon-Anjou son los de la bandera de mi país... ¡Aquí! en la lejanía de las lejanías, en el rincón más austral del planeta, el sur de América.
Este símbolo de la identidad nacional que resultó una mezcla de moda europea e historia argentina se explica largamente y comienza así: castellanizada con el nombre Borbón, la más antigua casa real de Europa gobernó la Baja Navarra ( España) desde 1555 y lo hizo a partir de 1589 de manera conjunta con Francia hasta 1789, cuando estalla la Revolución francesa que terminará con la monarquía.
María Antonieta en tono borbónico: corset, panier (ese armado para enaguas excesivas), y vestido "a la mode" en los colores pasteles que revolucionaron el oscuro rigor anterior.
En este retrato de Margarita de los carlistas se va la banda sobre el pecho compuesta por una ancha franja blanca bordeada por delgadas líneas celestes.
Así, la insignia de la independencia del pueblo argentino lleva los colores selectos de una Casa Real, la que marcó los años de dominación imperial española en América. El único rasgo autóctono de nuestra bandera es el sol en su centro, agregado en 1818 durante el gobierno de Juan Martín de Pueyrredón. Ese sol jamás fué el borbónico, sino la figura incaica del dios Inti, un sol con rostro humano. ¡Curiosidad o paradoja de la historia y de la moda, si las hay!
Figura actual de Inti (sol), labrada en lámina de cobre.