Dicen que cuando los conquistadores españoles tocaron tierra americana, entre las cosas que vieron por primera vez, vieron un color. Un color que desde el imperio azteca hasta los confines del incaico, en Argentina, vestía a mujeres, hombres y camélidos con laboriosos tejidos ceremoniales o cotidianos de telar. Ese raro y vivaz color era el fucsia.
Una modelo lleva en el BAF Week 2012 un moderno poncho fucsia, con las típicas listas o franjas y el dibujo central, al estilo de los awayos quechuas.
Corrió demasiada agua bajo el puente: conquistas, liberaciones, revoluciones y fusiones... pero el fucsia nunca dejó de estar presente en la vestimenta de los pueblos andinos, hasta que la carismática Frida Kahlo lo exhibió con orgullo mexicano en su viaje a Europa, y ese rosa furioso sorprendió o escandalizó a la sociedad parisina.
Allí Elsa Schiaparelli posiblemente vió el "shocking" que necesitaba para que sus vestidos entraran en el terreno oniroide y surrealista del que era promotora, y ese fué el comienzo de una historia más "global" para el fucsia.
El famoso sombrero-zapato de Schiaparelli.
Pero el parásito de la tunitas de los cactus llamado "cochinilla" siguió viviendo ( y muriendo pulverizado para ser tintura) como siempre, igual que los pueblos andinos. Y los distintos tejidos de telar y aguja a lo largo de toda la Cordillera de los Andes siguieron y siguen siendo teñidos de maravillosos naranjas, rosados, granates y fucsias gracias a esas cochinillas.
El color fucsia, ahora de moda, es tan antiguo y nuestro como el maíz y el tomate, los pueblos náhuatl y el antiguo Cuzco. Y sus combinaciones con todos los cálidos, desde el bordó hasta el rojo, el marrón y el naranja, son tan americanos como los tamales.
El awayo es una prenda multifunción, que no sólo sirve para abrigo sino como manta, porta-bebé y bolsa de acarreo. He aquí uno típico, que consiste en dos paños con franjas geométricas en sus bordes y unidos por un lado en forma simétrica, de modo que parece ser una pieza entera.
Ahora dejo el orgullo para otros post y paso a algunas fotografías que atestiguan lo dicho. Sus colores serán una valiosa inspiración para tus outfits en 2012.
Una cholita camina por las antiguas calles de la Paz, llevando en la espalda su guagüita, atada con un típico aguayo boliviano. las rayas fucsia combinan con otros colores vivos como el azul, verde y violeta, junto al beige y blanco.
El telar incaico, de cintura. Los españoles lo reemplazaron por el telar de pie, pero este se siguió manejando con las técnicas de la cintura para corregir la posición y el tensado de las hiladas.
Precioso huipil guatemalteco, con ténicas de tejido y bordado ahora mestizadas con los bordados europeos. Aunque hubo una técnica propia de teñido de hilos libres: el jaspe
Escuela de tejidos y de tintes
Productores de cochinilla en Argentina
Una modelo lleva en el BAF Week 2012 un moderno poncho fucsia, con las típicas listas o franjas y el dibujo central, al estilo de los awayos quechuas.
Corrió demasiada agua bajo el puente: conquistas, liberaciones, revoluciones y fusiones... pero el fucsia nunca dejó de estar presente en la vestimenta de los pueblos andinos, hasta que la carismática Frida Kahlo lo exhibió con orgullo mexicano en su viaje a Europa, y ese rosa furioso sorprendió o escandalizó a la sociedad parisina.
Allí Elsa Schiaparelli posiblemente vió el "shocking" que necesitaba para que sus vestidos entraran en el terreno oniroide y surrealista del que era promotora, y ese fué el comienzo de una historia más "global" para el fucsia.
El famoso sombrero-zapato de Schiaparelli.
¿No es igual a los zapatos que se usan ahora, con suela y tacos pintados de fucsia?
Pero el parásito de la tunitas de los cactus llamado "cochinilla" siguió viviendo ( y muriendo pulverizado para ser tintura) como siempre, igual que los pueblos andinos. Y los distintos tejidos de telar y aguja a lo largo de toda la Cordillera de los Andes siguieron y siguen siendo teñidos de maravillosos naranjas, rosados, granates y fucsias gracias a esas cochinillas.
Una niñita quechua. ¡Adorable!
El color fucsia, ahora de moda, es tan antiguo y nuestro como el maíz y el tomate, los pueblos náhuatl y el antiguo Cuzco. Y sus combinaciones con todos los cálidos, desde el bordó hasta el rojo, el marrón y el naranja, son tan americanos como los tamales.
El awayo es una prenda multifunción, que no sólo sirve para abrigo sino como manta, porta-bebé y bolsa de acarreo. He aquí uno típico, que consiste en dos paños con franjas geométricas en sus bordes y unidos por un lado en forma simétrica, de modo que parece ser una pieza entera.
Ahora dejo el orgullo para otros post y paso a algunas fotografías que atestiguan lo dicho. Sus colores serán una valiosa inspiración para tus outfits en 2012.
Antiguo poncho bordó con listas fucsia y rojas, de Argentina. Las tinturas rojas eran reservadas a los ponchos de los guerreros.
El telar incaico, de cintura. Los españoles lo reemplazaron por el telar de pie, pero este se siguió manejando con las técnicas de la cintura para corregir la posición y el tensado de las hiladas.
Precioso huipil guatemalteco, con ténicas de tejido y bordado ahora mestizadas con los bordados europeos. Aunque hubo una técnica propia de teñido de hilos libres: el jaspe
Un tejedor actual de la Asociación Adobe, en Santiago del Estero, Argentina.
En Argentina, a partir de 2001, la Asociación Adobe -de Comercio Justo- buscó producir la tintura artesanalmente con las mismas técnicas ancestrales con que los pueblos quechuas tiñeron sus hilados. Y esto dió lugar a los criadores de cochinillas -llamadas también grana- en palmas de tuna.Escuela de tejidos y de tintes
Productores de cochinilla en Argentina
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