Las damas victorianas utilizaron gargantillas pues les estaba vedado mostrar sus atributos naturales, de modo que sus cuellos y todo lo que allí llevaran cobraron una importancia relevante. Fueron clásicos los dijes o camafeos colgados de una cinta. En ese momento un nuevo engarce que dejaba ver los lados de las piedras preciosas revolucionó la joyería: dejaron de fabricarse las elaboradas filigranas que eran el gran adorno de estas piezas que comenzaron a alivianarse con sus engarces "araña", de seis patitas..
Moderna gargantilla que reinterpreta la tradición eslabonando camafeo tras camefeo. La versión es totalmente subversiva, ya que para estos dijes donde dominaban la claridad y los colores pasteles, aquí predomina el negro.
Muchas veces el tiento del que se sostiene el detalle central suele cobrar el valor de una pequeña obra de arte y muchas veces, la gargantilla llega a ser apenas una hermosísima cinta atada al cuello.
Aquí, una cinta de encaje francés con cristales color rubí que acentúan el caracter sensual de esta bijou.
¿Gargantilla o cuello? Victoriano hasta la médula, sutil envoltorio de plumas blancas "sujetado" con una cuerda de pasamanería tejida en torno a una tira de tela a juego con el vestido.
Esta gargantilla entre romántica y ultramoderna está confeccionada con una tira de cuero blanco e importante fornitura de strass.
Lanvin y Chocker dieron a esta gargantilla de strass alto contraste con aires decó.
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