En la época victoriana los cuellos cobraron una importancia superlativa y se transformaron radicalmente: de ser apenas un borde del vestido pasaron a ser protagonistas principales en el atuendo elegante de cualquier mujer. Cada tanto se reinventan las formas de avivarlos y los trucos para destacarlos. Junto a los collares bib y los XXL, gargantillas, colliers estilo victoriano y pañuelos, ahora los cuellos recobran su viejo esplendor.
¿Qué te parecen para el after office? Seis opciones que Vogue sugirió para una insulsa camisa blanca.
Cuello tejido al crochet, bordado por encima con perlitas y lentejuelas: ideal para mejorar los escotes al ras de prendas sencillas.
Una bijou que funciona como un cuello postizo, creación de Cocó Chanel (1950)
Cuello-gargantilla super romántico, de muselina plisada, puntillas de encaje con apliques dorados y camafeo central.
Otro en la línea: un chabot de encaje negro sujetado por un broche de camafeo completa esta camisa de romántico look.
Infalible truco para destacar el pecho e iluminar el rostro: atar o abrochar un pañuelo de gasa ( también puede ser una puntilla ancha) a modo de importante solapa .
Para climas destemplados: no son bufandas sino dos abrigados cuellos cuya pasamanería, puntilla y borde de piel les añaden el encanto especial que el frío parece negar.
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