Su talla era pequeña, pero su creatividad enorme. Esta foto de Annemarie Heinrich testimonia lo hermosa y sugestiva que ella podía verse, aunque no fue precisamente así como la fama la consagró.
Carmen Miranda fue esa "bomba" inventora de la "música brasileña" de más de 1,80 m. que logró imponerse también en el mercado del cine. Pese a que no era brasileña sino portuguesa y no midió 1.80 sino 1.50 m.
Gracias al que fue su mayor acierto, el estilo "tropical" que ella misma inventó, fue escalando uno a uno los difíciles peldaños de Hollywood. Rodeada de bananas y todos los sustitutos simbólicos eficaces que les encontró se transformó en una adinerada artista ícono: sonrisa permanente, turbantes que sostenían torres de frutas, plumas, mariposas, cualquier cosa con brillo y color... ¡aún sombrillitas de copetín!, toneladas de bijoutería, zapatos con plataformas de corcho que la hacían crecer hasta 20 cm.... más metros y metros de volados y frunces con panza al aire fueron los elementos que sirvieron al imaginario tropical de la época. Su imagen despreocupada generaba la ilusión pasatista necesaria a ese mundo austero y recatado de la Segunda Gran Guerra, ese al que la industria cinematográfica norteamericana supo explotar tan bien.
Convengamos que la pequeña María do Carmo Miranda comenzó pronto a trabajar aprendiendo de su hermana Olinda a hacer sombreros. Eso le sirvió.
Desde jovencita Carmen era original: vestía sus propios modelitos y sus accesorios, y jamás pasaba desapercibida. Su primer sueldo lo cobró en el Atelier de sombreros de Madamme Anaïs Grandjean, una francesa para quien su madre lavaba ropa.
La famosa tienda Macy´s le dedicó en 1943 sus vitrinas para exhibir la moda Carmen Miranda. Porque alegría, color, naturaleza y exuberancia fueron los ingredientes siempre identificables. Altos turbantes montados sobre su cabeza, mangas "globo" o abuchonadas, aretes , collares y pulseras XXL hasta el hartazgo, frunces... formas, colores y elementos contrastantes "tomaron" el cuerpo de esta formidable inventora de la "alegría brasileña".
Si el encaje y la abundancia de collares no son suficientes para definir el tropical-look, este tocado lo logra. ¿A quien podría ocurrírsele un tocado con una planta completa de orquídeas sino a una gran sombrerera?
Fabio Castro, curador del Museo Carmen Miranda, Río de Janeiro que se ha montado en su honor y recorre tres décadas de su vida artística, no duda que el mayor impacto por ella generado fue en el mundo de la moda.
A modo de ejemplo vaya uno de sus históricos sombreros tutti-frutti
Y por último... ¡las prometidas insuperables sombrillitas! ¿Serán una alusión al ardiente sol de los trópicos?
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