Por aquí el calor ya amenaza. En otras partes, ni hablar. Y aunque existan los acondicionadores de aire, refrigeradores, edificios y automóviles climatizados, cuando andamos de a pie la temperatura aprieta. Así que las chicas identichic nos exprimimos en cerebro y descubrimos tooooda una gama de accesorios anticlima. Entonces, hoy, el abanico.
Un abanico que se abriera en 360 grados pertenecía a la nobleza china.
Lo inventaron en China, pero la Europa romántica los adoptó y desde allí invadieron América. No era algo difícil: pocos accesorios femeninos son tan utilitarios y a la vez suntuarios, objetos de arte, portadores de significados ideológicos y elementos de comunicación como el abanico.
Abanico rioplatense con elemento conmemorativo de un triunfo militar
(el personaje central parece Napoleón).
En su origen sus "países" fueron de seda pintada sobre varillas de bambú, con poesías o dibujos cuya importancia los convirtió en una expresión artística extraordinaria.
Escena de gorriones sobre hojas de bambú.
Pero a la colonia llegaron los de la España isabelina, ya de papel, con escenas naturales y de amor cortés en anverso y reverso.
Esas pinturas requerían tanto esmero que muchas veces la escena central pertenecía a un artista, mientras el resto era "rellenado" por otro. Además, el armado debía ser muy cuidadoso, porque los pliegues provocados por el envarillado no debían caer justo sobre los rostros u otros pequeños detalles de importancia.
La industria inglesa contribuyó a su popularidad al hacerlos impresos. Entonces, los abanicos se prestaron a la propaganda, sea para confesar públicamente adhesión política, una idea, o como objeto de conmemoración.
Un abanico de papel impreso que muestra al ejército del General San Martín y su increíble gesta del cruce a caballo de la cordillera de Los Andes.
Sólo continuaron realizándose a mano aquellos encargados para una ocasión excepcional, por ejemplo una boda. Pero la costumbre se afianzó, ya su función social en un medio donde la mujer estaba muy reprimida fué imprescindible.
Con el cuerpo enteramente envuelto, el rostro velado y sin poder mostrar casi nada, los gestos, el modo de ocultarse y todo un lenguaje de galanteo desarrollado con ayuda del abanico, los encuentros amorosos fueron posibles a distancia.
Moderno abanico que lleva en su "país", explicado, su lenguaje.
De esos antiguos abanicos la historia del Río de La Plata ha rescatado algunos. He aquí estos de Manuelita Rosas, hija amada del adinerado exportador de ganado, caudillo y Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1850.
En este abanico vemos la imagen de su padre, Don Juan manuel de Rosas.
Hoy no tenemos porqué padecer represiones, apenas calor, al que pondremos buena onda y estilo recuperando nuestros accesibles abanicos. Combinalos con tu outfit y la bijoux.
¡Oh glamour!
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