¡Sí!!!! Desde que a Sofía Coppola se le ocurrió filmar "María Antonieta, la reina adolescente", volvió a la moda el rococó francés: drapeados, moños, bordados con piedras, puntillas, flores de tela, peinados altos, cintas, perlas, escotes... y camafeos!
El camafeo es antiquísimo, desde los primeros hallados alrededor del 300 antes de Cristo tuvo momentos de esplendor y retrocesos, pero se "popularizó" como nunca durante el siglo XVIII, cuando el rococó le saca su pomposidad alegórica y le agrega libertad e imaginación.
La palabra rococó viene del francés rocaille (piedra) y coquille (concha). Se trataba de un estilo sin miedo a la ornamentación, que recreó los sentidos gracias a sus formas libres, asimétricas, y formas vegetales, conchas marinas y piedras, actualizando los clásicos camafeos. El rococó les agregó ese toque de romanticismo que los alejó de ser puramente alegóricos y los transformó en adornos mundanos, alegres, voluptuosos, que exaltaban la belleza natural con líneas curvas, colores suaves y leve contraste.
Perfectos entonces para la onda "retro", la bijouterie los recrea ahora en profusión.
En los "nuevos" camafeos los engarces son los protagonistas en cuestión: filigranas en metales y colores diversos de todo tamaño y forma con o sin imagenes, a veces adornadas con hilos tejidos o flecos o flores o piedras o borlas... y más.
Los usos de estos camafeos son los mismos que en sus tiempos de oro: en pendientes, pulseras, collares, gargantillas, broches, cinturones y chatelaines. Claro que el estilo se parece mucho más al de las divas rockeras que a las cortesanas de antaño.
La palabra rococó viene del francés rocaille (piedra) y coquille (concha). Se trataba de un estilo sin miedo a la ornamentación, que recreó los sentidos gracias a sus formas libres, asimétricas, y formas vegetales, conchas marinas y piedras, actualizando los clásicos camafeos. El rococó les agregó ese toque de romanticismo que los alejó de ser puramente alegóricos y los transformó en adornos mundanos, alegres, voluptuosos, que exaltaban la belleza natural con líneas curvas, colores suaves y leve contraste.
En los "nuevos" camafeos los engarces son los protagonistas en cuestión: filigranas en metales y colores diversos de todo tamaño y forma con o sin imagenes, a veces adornadas con hilos tejidos o flecos o flores o piedras o borlas... y más.
Los usos de estos camafeos son los mismos que en sus tiempos de oro: en pendientes, pulseras, collares, gargantillas, broches, cinturones y chatelaines. Claro que el estilo se parece mucho más al de las divas rockeras que a las cortesanas de antaño.
Muchos de los camafeos actuales carecen de tallas en relieve y del suave contraste con el fondo que tenían aquellos de María Antonieta. Ahora estan poblados con retratos de personajes icónicos de la modernidad: Frida Khalo, Marylin Monroe, Virginia Woolf o lo se te ocurra... Algunos funcionan como los relicarios y permiten insertar en su interior la foto u objeto que elijas. Una manera bastante elegante y feliz de proclamar tus ideas y tu personalidad. ¿No te parece?
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