Los aros ayudan a balancear la forma del rostro, del cuello y el peinado. Aunque en cierto sentido la moda es tirana y lo que se usa no incomoda, a nivel imagen hay tips que no fallan. Los aros siempre enmarcan nuestro rostro y acentúan en él lo que deseemos, mientras no repitan la forma de la cara.
Un rostro ovalado va bien con cualquier peinado, cuello y aros. Pueden ser pendientes, cortos, largos, extravagantes, aros pegados, más o menos discretos... pueden tener detalles colgando, formas extravagantes... Eso sí: nunca una argolla grande ¡y menos si es ovalada!
Para un rostro redondo, nunca repetir esta forma en los aros. Le quedarán mejor los de formas delgadas o largas, tamaño regular o no muy grandes, sin formas circulares. Un par de pendientes completan para el ojo (que tiende a rellenar los vacíos) este rostro hacia abajo, alargandolo y dandole una forma más oval.
Un rostro cuadrado tiene pómulos y mentón muy marcados. Mejora sobre todo con aros medianos, sean pegados a las orejas o pendientes. Prohibido cualquier aro extra-large y las argollas pequeñas.
Para un rostro rectangular, irán bien los aros que atenúen sus ángulos: redondos, argollas o esferas. Los pendientes largos acentúan negativamente esta forma.Las argollas y perlas les quedan super bien.
En un rostro triangular se destaca con casi todos los aros, dado que algo bien visible a la altura de las orejas tiende a equilibrar el ancho de la frente con el mentón pequeño. Sólo que no deben tener forma de triángulo o ser anchos en su parte superior y hacia abajo terminar en punta, pues quitarán expresividad a este rostro. Los clásicos redondos son sus grandes aliados, ¡cuanto más grandes mejor!
Un rostro de rombo o diamante va de maravillas con aros, pues en general es un rostro grande. Como visualmente hay que alejar la mirada de los pómulos y dirijirla hacia abajo y el cuello, cualquier forma de aro grande lo favorece, también el color y lo cargado. ¡Cuanto más llamativo, mejor!
Un rostro ovalado va bien con cualquier peinado, cuello y aros. Pueden ser pendientes, cortos, largos, extravagantes, aros pegados, más o menos discretos... pueden tener detalles colgando, formas extravagantes... Eso sí: nunca una argolla grande ¡y menos si es ovalada!
En un rostro triangular se destaca con casi todos los aros, dado que algo bien visible a la altura de las orejas tiende a equilibrar el ancho de la frente con el mentón pequeño. Sólo que no deben tener forma de triángulo o ser anchos en su parte superior y hacia abajo terminar en punta, pues quitarán expresividad a este rostro. Los clásicos redondos son sus grandes aliados, ¡cuanto más grandes mejor!
Un rostro de rombo o diamante va de maravillas con aros, pues en general es un rostro grande. Como visualmente hay que alejar la mirada de los pómulos y dirijirla hacia abajo y el cuello, cualquier forma de aro grande lo favorece, también el color y lo cargado. ¡Cuanto más llamativo, mejor!
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