Esta diseñadora israelí se las arregló para enamorar con lo que encontró por allí: aleaciones de metal desconocidas para la bijoutería (¿restos de pertrechos de guerra?), resinas, retazos textiles, piedras, cristales, mostacillas, cuerdas y cintas...
La lista de materiales es heterogénea, y su inventiva también: tiene mucho de barroco y mucho de étnico -el oriente medio se nota en el gusto por la ornamentación recargada y la manufactura detallista-, tiene algo de hippie en el uso de materiales populares y ecofriendlies y también es posmoderna en la superposición de técnicas y formas.
Para sorprenderte con tus propios ojos, pasá por esta pequeña muestra y mirá:
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