lunes, 23 de abril de 2012

La joyería contemporánea... es joyería?

Tradicionalmente, la joyería se reserva junto al valor artístico, el valor económico de los materiales que emplea en la confección de la pieza. A veces, este es el único valor que exhibe. Es una distinción clásica y también objetable entre joyería y bijoutería.
Por el escaso valor económico de algunas de sus piezas, la joyería contemporánea se presenta a veces como un territorio intermedio. Pero no.
La zona en la que ésta joyería se desarrolla se desprende del valor monetario para relacionarse con la experimentación, la creatividad, el borramiento de ciertos límites, la deconstrucción, la superposición y la mezcla. Su contemporaneidad implica una fuerte alusión al concepto, el mensaje y cómo lo comunica. Por eso también se la llama joyería "de autor".
Aunque hay algo más a tener en cuenta. No es difícil escuchar de algún elemento natural  o alguna obra arquitectónica o hallazgo arqueológico que "es una joya". Es una joya por la sensibilidad que despierta, por su gran hermosura, por su delicadeza o por la minuciosidad del trabajo que encierra.

Aude Tahon, hilo. Anillos


John Svenja, plástico. Pulseras 



Alidra Alic, porcelana. Anillos


Nel Ilsen, papel. Collar


Doris Betz, chapa metálica. Collar


Sayumi, broche. Papel e hilo. 


Seulgi Kwon, broche. Silicona

Por los colores, materiales y formas, habrán notado que la joyería contemporánea nada tiene que ver con lo prohibido: admite todos los materiales, los colores y las técnicas para modificarlos. Y no desprecia la joyería tradicional que combina con astucia, por ejemplo en aquellas partes en que la joya se conecta con el cuerpo. Para mí, su condición principal y que nunca pierde es su intensa vocación lúdica. Ese es, creo, su mayor deleite y valor.

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