miércoles, 22 de febrero de 2012

Platería criolla

 

¿Porqué mi país y su río más famoso, el Río de La Plata, tienen como raíz del nombre el del blanco metal?
En el año 1602, el sacerdote y soldado poeta Martín del Barco Centenera, publicó un extenso poema que narraba la conquista del Río de la Plata al que llamó: "La Argentina" (Argentina" deriva del latín argentum, plata).


Un mate que representa al suri o ñandú, ave gigante de la llanura rioplatense. Se trata de un objeto típico, de uso cotidiano para tomar la infusión de agua caliente y una planta autóctona llamada "mate".

No es que el Río de la Plata tenga el color del precioso metal: se creía que este inmenso Mar Dulce, llamado así en 1516 por Juan Díaz de Solís, sería la larga ruta que llevaría a los conquistadores sedientos de riqueza, a esa quimera de un mundo deslumbrante, la Terra Argentea. Esos primeros españoles habían visto a los indios pampas adornados con pulseras "ligien" ( en araucano: de plata) cuya materia venía del sur del Imperio Inca.
Pues bien: la platería criolla resultó del mestizaje cultural. Desde piezas de la liturgia cristiana hasta la vajilla de la cocina, miles de objetos dieron cita a esta afición popular. Sobre todo en la vida del gaucho: hombre y caballo disfrutaron de los brillos de luna que los mapuches vieron en la plata.





La platería precolombina

Para los pueblos americanos el oro y la plata sólo servía a los objetos de culto, eran el espejo de los astros, de la divinidad Inti o sol, de su luz y fuerza fecundante.
México y Perú fueron los dos centros más importantes de orfebrería precolombina. En México se había empezado a trabajar la plata a fines del Antiguo Imperio, alrededor del año 850. Los aztecas labraban sus figuras y elementos rituales en oro y plata, con la técnica de la cera perdida.
El valor mercantil de estos metales llegó con los conquistadores, que vinieron enfebrecidos por el mito del Dorado.


Hernán Cortés en una Carta-relación a Carlos V, dice: “no hay platero en el mundo que mejor lo hiciese. En Tlaxcala hay joyerías de oro y plata y piedras, y otras joyas de plumaje, tan bien concertado, como puede ser en todas las plazas y mercados del mundo”.

La platería del Río de la Plata
En épocas de la colonia, las familias de la alta sociedad utilizaban bandejas, cubiertos, platos y mates de plata.
Pocos datos se han podido encontrar sobre los primeros plateros en el Río de la Plata, pero hay documentos de épocas tempranas. El primer platero llegado a estas tierras en el siglo XVI fue el andaluz Juan Velásquez, platero y pintor, que vino en la expedición de Don Pedro de Mendoza.
A principios del siglo XVIII los plateros censados en la Ciudad de Buenos Aires eran 15; a mediados del mismo siglo se contaron 25.







Un curioso instrumento de caza, las boleadoras, con su adorno de plata repujada. Se trata de tres pesadas bolas de madera o hueso sujetas por cuerdas en tripa trenzada que se daban varias vueltas por encima de la cabeza, en el aire, y luego se arrojaban con fuerza hacia las patas y hacer caer a unos gigantescos y veloces bípedos pampeanos llamados "ñandú". 



Cuando se impuso cierta laxitud en las creencias y los plateros extendieron su aarte, en principio reservado a la decoración de altares,


También así se hicieron las cabezadas, bozalejos, fiadores, pretales y hasta el cabestro y las baticolas, o sea, los distintos adminículos necesarios para ensillar un caballo. Conclusión: el uso cotidiano y la costumbre generaron una copiosa producción artesanal conocida como “platería criolla”.


crearon utensilios hogareños y piezas para la cabalgadura. Entonces las clases populares adoptaron la plata para adornar los aperos del caballo: fustas, espuelas, cuchillos, dagas, facones, rastras, hebillas y otros accesorios, realizados en plata cincelada. Hay incluso riendas hechas enteramente de mallas de delgadísimos hilos de plata, imitando los más finos trenzados de tiento de potrillo.

Por ejemplo, este curioso “cinturón o faja”, abrochada a la cintura y compuesta por un medallón central y cadenas de eslabones a ambos lados. Allí sobresalen las monedas de oro y plata, que aumentaban el peso y el valor de la rastra.

El estilo de la llanura


Moderna bandeja de alpaca martillada, con manijas de asta de vaca.

La antigua platería pampa es ingenua, simple y bastante rústica, fruto de la precariedad y la falta de aprendizaje metódico de los primeros "gauchos". Su estilo, llamado de la llanura o estilo pampa, presenta decoraciones geométricas, líneas simples a menudo simétricas y repetidas o alternadas. Para las formas definidas, los plateros usaron el recurso de líneas y puntos trabajados con burilado a flor de agua, así representaron la flora y fauna del lugar y los símbolos de su cosmovisión. Solamente en algunas piezas aparecen calados y recortes.


Actualmente, las joyas de plata se combinan con engarces de rodocrosita, esa particular piedra de color rosa rojizo se encuentra solamente en el territorio argentino.

Hay en Buenos Aires dos lugares donde pueden verse las más espléndidas piezas de platería criolla: el Museo de Arte Popular José Hernandez y en el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernandez Blanco






En Buenos Aires, pueden verse importantes colecciones de platería criolla en el Museo Etnográfico de Azul, donde sobresalen obras de orfebrería araucana, platería criolla y joyas de la cultura mapuche

sábado, 18 de febrero de 2012

Las majestuosas plumas del carnaval suramericano



Despues de Venecia y de Río de Janeiro, si hay una ciudad donde los carnavales son glamorosos, esa es Gualeguaychú, en Argentina. Su fama es merecida: las comparsas son alegres, coloridas y fastuosas, y la concurrencia acude multitudinariamente al gigantescco espectáculo que se monta en el "corsódromo".



Esta festividad religiosa traída por los colonizadores españoles se vuelve super interesante si consideramos que es quizás la expresión popular más fresca del proceso de sincretismo religioso-cultural que se dió en América a través de la conquista.


El carnaval tomó en estas latitudes formas singularísimas, producto del mestizaje, y se manifiestan en todos sus motivos: carrozas, danzas, letras y música de las comparsas... también, por supuesto, en la indumentaria.



En los disfraces no es difícil descubrir los típicos elementos del mestizaje que a partir de lo que traían los españoles como cultura de la época produjo un riquísimo estilo propio, el  barroco americano: adornos confeccionados con materiales autóctonos que mezclan detalles y técnicas europeas con el gusto y el tono naturalista de las culturas de la selva chaqueña (continuación de la amazónica).


El arte plumario, descollante en la América precolombina, retoma con los carnavales el esplendor que pese a la asimilación colonial nunca perdió del todo, convirtiendose a la vez, como todo el barroco en América, en una formidable expresión de resistencia cultural.
En los vestidos es posible también ver detalles propios de los atuendos de los aborígenes amazónicos y andinos: anchos brazaletes y tobilleras, tientos y adornos confeccionados con pieles de felinos, e impresionantes tocados de plumas, la manifestación más fabulosa del arte plumario precolombino.

   
Muchos trajes se completan con alas como las que se observan en las antiguas pinturas de los ángeles arcabuceros, raras criaturas religiosas de la Conquista, mezcla de figura protectora y guardián armado pintada con ropas cortesanas, alas y arcabús, que vemos en las capillas e iglesias que salpican el camino hacia el Alto Perú.



Observando bien, pueden descubrirse en el traje de la bailarina muchos de los elementos presentes en esta antigua pintura  ejecutada por manos indígenas: las alas, el cuello ancho y envolvente, los adornos de volutas doradas, el tocado de tres grupos de plumas, las guardas de las enaguas y las puntillas... un mestizaje intenso y riquísimo puesto en valor por las fiestas del carnaval.


Los ángeles arcabuceros fueron aceptados porque todo ser alado o venido del cielo era venerado en las culturas originarias americanas. Entonces, las plumas son un elemento del sincretismo religioso hispano-americano que toma su sentido del vuelo de los dioses ancestrales, y las espirales y volutas les otorgan el sostén y marco barrocos.


Igualmente típicos del barroco americano son las profusas ornamentaciones con figuras de la flora y fauna oriundas que aparecen en trajes, carrozas y tocados.

  



Las fotografías son impactantes, pero lo más grandioso para mí ha sido elucidar y poder mostrarles la imbricación de artes y culturas en una manifestación absolutamente vigente de la vida popular. 

jueves, 16 de febrero de 2012

Siete postulados científicos para comprar bijoux de calidad

¿Qué te pasa que cuando unos aros te calzaron bien no te los sacás ni para hacerte una tomografía axial de cerebro, y a duras penas la primavera te obliga a no quedar out? ¿O sos de esas que teniendo una buena colección de bijoux durmiente en su tocador, queda a la espera de vaya a saber qué acontecimiento especial que jamás llega? ¡Es hora de adaptar un vestuario que se va desluciendo, sin que los dioses te inspiren para dar ese salto!


Los accesorios son como flores que crecen en los aleros de tu alma: refrescan, actualizan, dan importancia, suman estilo, interés... y no son sólo un toquecito: van desde los anteojos hasta el estuche de tu celular, el sombrero, un cinturón, tu pañuelo, los guantes, el bolso, las medias, el reloj, los zapatos, broches, billeteras, hebillas y vinchas, paraguas... ¡todo lo que nos pongamos equilibra o desequilibra nuestra imagen!
Inspirate en las tiendas de tu agrado, aunque allí no pudieras comprar nada. Te darán una idea sobre las combinaciones de moda. Las películas ambientadas en el momento actual tienen gran cuidado en el vestuario. Internet es otra buena fuente. Alguna mujer que admires puede ser muy inspiradora...
Pero para "lucir con todas las luces" comprá científicamente:
Postulado 1- Evitá lo que todas usan. ¡Sé original! Sin gastar fortunas podés pasar por ferias de artesanos y pequeños negocios que no pertenezcan a una cadena: allí encontrarás piezas diferentes de diseñadores independientes y a precios accesibles.
Postulado 2- Cuando te tientes por un precio bajo, cuidado!!!!!!!!!!! Evitá lo más que puedas comprar bijouterie fabricada a granel. ¡Nada se vé más y peor que una bijou de mala calidad! Los aros latosos, los dorados y plateados fulgurantes, los broches para el pelo en estridentes colores metalizados y llenos de falso brillo se ven terribles. Si el accesorio luce muy barato, dejalo donde está. Jamás agregarás nivel a tu vestuario con esa cosa horrible formando parte de tu look.

Postulado 3- Los brillos no son solo para la noche. Podés gastar tranquila en esa pulsera que tanto te gustó. El brillo "controlado" puede levantar con gracia un atuendo diurno. Pero no exageres colgandote encima todo lo demás que tengas, por mejor y más caro que sea.


El maximalismo es un estilo, no mera exageración. Deja la exuberancia para la selva, que en ella es suntuosidad mayúscula. Mantené un equilibrio "ecológico" y un sistema de autolimpieza para que el brillo sea eso: tu toque chic.
Postulado 4- Las argollas y cadenas sirven a toda hora, combinan fácilmente, quedan super y jamás parecen pesadas. Buenos dorados y plateados son de gran ayuda en cualquier look. Ah! Y jamás pasan de moda: son una gran inversión.

Postulado 5 - Huí del plástico cuando imita piedras o brillantes. Algunas piezas de plástico son verdaderamente lindas. A muy bajos costos las piezas tienen maravillosos colores, diseños novedosos o complejos, son muy livianos y fáciles de llevar. Pero... el roce continuo lo daña, disminuye su brillo y le otorga un "esmerilado" que lo afea y deteriora demasiado pronto. Conseguí los colores de las piedras semipreciosas, que son accesibles, vistosas y mucho más nobles como material.

Postulado 6- ¿Te gusta el negro? ¡Pero no sos una viuda!!!!!!! Cortalo con pashminas, bijoux, zapatos y cartera en otro tono, cintos y medias.El negro en exceso apaga tu look.


Postulado 7- El diseño es muy valorado y siempre visible: revela gusto, calidad, sofisticación. Si tenés algo que reúne estas características usalo sin restricción. Pero si has de llevar un accesorio que se destaca, cuidá de no recargar. No dejes que nada arruine esa pieza encantadora que debe lucirse perfecta y sin competencia que la opaque.


Si al elegir tus accesorios cumplís con estos postulados probadamente "científicos", jamás te equivocarás. Y lo mejor: ¡podrás gastar sin remordimientos!