¿Porqué mi
país y su río más famoso, el Río de La Plata, tienen como raíz del nombre el del
blanco metal?
En
el año 1602, el sacerdote y soldado poeta Martín del Barco Centenera, publicó un
extenso poema que narraba la conquista del Río de la Plata al que llamó: "La
Argentina" (Argentina" deriva del latín
argentum, plata).
Un mate
que representa al suri o ñandú, ave gigante de la llanura rioplatense. Se trata
de un objeto típico, de uso cotidiano para tomar la infusión de agua caliente y
una planta autóctona llamada "mate".
No es que el Río de
la Plata tenga el color del precioso metal: se creía que este inmenso Mar Dulce,
llamado así en 1516 por Juan Díaz de Solís, sería la larga ruta que llevaría a
los conquistadores sedientos de riqueza, a esa quimera de un mundo deslumbrante,
la Terra Argentea. Esos primeros españoles habían visto a los indios
pampas adornados con pulseras "ligien" ( en araucano: de plata) cuya materia
venía del sur del Imperio Inca.
Pues bien: la
platería criolla resultó del mestizaje cultural. Desde piezas de la liturgia
cristiana hasta la vajilla de la cocina, miles de objetos dieron cita a esta
afición popular. Sobre todo en la vida del gaucho: hombre y caballo disfrutaron
de los brillos de luna que los mapuches vieron en la plata.
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La platería
precolombina
Para los pueblos americanos el oro y la plata sólo
servía a los objetos de culto, eran el espejo de los astros, de la
divinidad Inti o sol, de su luz y fuerza fecundante. México y Perú fueron los dos centros más
importantes de orfebrería precolombina. En México se había empezado a trabajar la plata a
fines del Antiguo Imperio, alrededor del año 850. Los aztecas labraban sus
figuras y elementos rituales en oro y plata, con la técnica de la cera
perdida.El valor
mercantil de estos metales llegó con los conquistadores, que vinieron
enfebrecidos por el mito del Dorado.
Hernán Cortés en una Carta-relación a Carlos V,
dice: “no hay platero en el mundo que mejor lo hiciese. En Tlaxcala hay
joyerías de oro y plata y piedras, y otras joyas de plumaje, tan bien
concertado, como puede ser en todas las plazas y mercados del
mundo”.
La platería del Río de la
Plata
En épocas de la colonia, las
familias de la alta sociedad utilizaban bandejas, cubiertos, platos y mates de
plata.
Pocos datos se han podido encontrar sobre los primeros plateros en el
Río de la Plata, pero hay documentos de épocas tempranas. El primer platero
llegado a estas tierras en el siglo XVI fue el andaluz Juan Velásquez, platero y
pintor, que vino en la expedición de Don Pedro de Mendoza.
A principios del
siglo XVIII los plateros censados en la Ciudad de Buenos Aires eran 15; a
mediados del mismo siglo se contaron 25.
Un curioso
instrumento de caza, las boleadoras, con su adorno de plata repujada. Se trata
de tres pesadas bolas de madera o hueso sujetas por cuerdas en tripa trenzada
que se daban varias vueltas por encima de la cabeza, en el aire, y luego
se arrojaban con fuerza hacia las patas y hacer caer a unos gigantescos y
veloces bípedos pampeanos llamados "ñandú".
Cuando se impuso cierta laxitud
en las creencias y los plateros extendieron su aarte, en principio
reservado a la decoración de altares,
También así se hicieron las
cabezadas, bozalejos, fiadores, pretales y hasta el cabestro y las baticolas, o
sea, los distintos adminículos necesarios para ensillar un caballo. Conclusión:
el uso cotidiano y la costumbre generaron una copiosa producción
artesanal conocida como “platería criolla”.
crearon utensilios hogareños
y piezas para la cabalgadura. Entonces las clases populares adoptaron la plata
para adornar los aperos del caballo: fustas, espuelas, cuchillos, dagas,
facones, rastras, hebillas y otros accesorios, realizados en plata cincelada.
Hay incluso riendas hechas enteramente de mallas de delgadísimos hilos de plata,
imitando los más finos trenzados de tiento de potrillo.
Por ejemplo, este curioso
“cinturón o faja”, abrochada a la cintura y compuesta por un medallón central y
cadenas de eslabones a ambos lados. Allí sobresalen las monedas de oro y plata,
que aumentaban el peso y el valor de la rastra.
El estilo de la llanura
Moderna
bandeja de alpaca martillada, con manijas de asta de vaca.
La antigua platería pampa es ingenua, simple y
bastante rústica, fruto de la precariedad y la falta de aprendizaje metódico de
los primeros "gauchos". Su estilo, llamado de la llanura o estilo pampa,
presenta decoraciones geométricas, líneas simples a menudo simétricas
y repetidas o alternadas. Para las formas definidas, los plateros usaron el
recurso de líneas y puntos trabajados con burilado a flor de agua, así
representaron la flora y fauna del lugar y los símbolos de su cosmovisión.
Solamente en algunas piezas aparecen calados y recortes.
Actualmente, las joyas de plata se combinan con engarces de
rodocrosita, esa particular piedra de color rosa rojizo se encuentra solamente
en el territorio argentino.
En Buenos
Aires, pueden verse importantes colecciones de platería criolla en el Museo Etnográfico de Azul, donde
sobresalen obras de orfebrería araucana, platería criolla y joyas de la cultura
mapuche