miércoles, 23 de noviembre de 2011

Bijouterie, arte y cultura

La palabra bijouterie viene del francés, que tomó de la palabra romana BIZOU (anillo) su prefijo.
En general, se la considera una copia devaluada de la joyería, o un modo masificado de imitar piezas valiosas con materiales no preciosos. 
Los usos, significados, técnicas constructivas y materiales que usan la joyería y la bijouterie, las vincula tanto y tan constantemente que hace necesario revisar este "reparto" del valor artístico y material a favor de las joyas.
Siendo dos grandes industrias, joyería y bijoutería suelen compartir técnicas y materiales: las soluciones de una son rápidamente incorporadas por la otra en una carrera inerminable por la captación del público.
El motivo es el "negocio", que se sostiene en el profundo sentido cultural de joyas y bijouterie, no importa la clase social a la que se pertenezca. Ambas conjugan arte y belleza con un solo fin: el simbolismo y la magia.
Joyería y bijouterie nacieron de la mano de elementos naturales (valvas, piedras o flores agregados a su vestimenta como accesorios) reunidos en torno a un primordial significado mágico o religioso, trabajado plásticamente en forma de ornamentos personales.
Por avatares económicos e históricos, esta raiz fue bifurcandose: valor monetario y artístico para la joyería y caracter de "falsificación barata" para la bijouterie.
      Elizabeth Taylor en Cleopatra, cargada de atributos reales y religiosos


Durante la Edad Media las joyas se reservaron a los religiosos, los soberanos y los comerciantes ricos. Entonces fueron símbolo de autoridad, función naturalizada en las joyas que la bijouterie de hoy comparte: diferenciar, distinguir y otorgar prestigio social. Luego se usó como regalo y adorno para la persona amada, glorificando el amor cortesano.
Sea como adorno utilitario o embellecedor, conjuro, protección, señal de superioridad o vínculo con la deidad, la industria de la joyería y de la bijoutería han seguido caminos paralelos, uno al alcance de pocos, otro al alcance de todos: hoy su uso esta generalizado y todos vestimos orgullosamente adornos corporales o en nuestros ropajes.
Sea como talismanes para conjurar algún mal, como atributos de un poder que nos inviste o como arma de seducción, joyas y bijouterie cumplen estas funciones no importa su valor monetario. Pero gracias a su versatilidad la bijouterie logra abrirse camino hacia nuevas formas, impensados materiales y colores que han dado entidad propia a la joyería de fantasía y a nosotros un recurso estético de posibilidades infinitas.

viernes, 18 de noviembre de 2011

LBD, un clásico para accesorizar.

 



LBD es la abreviatura de Little Black Dress, el ícono creado por Chanel en 1926 cuando el negro era todavía un color reservado al luto.
Pero el negro es tan estilizante que resulta un fondo neutro sobre el cual es muy fácil añadir detalles de color, textura, diseño, etc. A esto se debe en gran parte el éxito del LBD. La otra parte es que Chanel pensó este pequeño vestidito negro para infundir confort y sofisticación.
Se trata de un vestido no demasiado largo, de muy buen corte, que muchos diseñadores han reinventado permanentemente porque es una prenda que jamás falla. Aunque no es tan sencilla como parece: puede apagarte y transformarte en una mujer inadvertida, o elevarte al rango de la más sexy.
Su poder radica en la posibilidad de combinarlo con todo tipo de accesorios casi para cualquier ocasión, característica que lo ha convertido en una prenda esencial para toda mujer que siga las reglas de la moda. Es muy funcional, otorga estilo y puede adaptarse en el tiempo, lo que lo hace eterno. Por eso el LBD es una prenda que evoluciona con la historia.
Para Coco Chanel, el vestido negro potenciaba a toda mujer que lo usara. Tuvo su primer éxito en Estados Unidos, donde se lo apodó “el Ford de Chanel”. En los ´50 Christian Dior lo reinterpretó como vestido de cocktail, y Givenchy hizo lo suyo en los ´60. Su versión, que llevó Audrey Hepburn en Desayuno en Tiffany´s, es la más famosa de todos los LBD. También tiene versiones de Yves Saint Laurent, Donna Karan y Balenciaga.
Audrey hepburn y el Little Black Dress más famoso

En los ´80 fue una de las prendas más usadas por la alta sociedad como símbolo de elegancia. Oscar de la Renta le dedicó toda una colección.
Vayamos ahora a lo esencial y los accesorios. Estos tips te ayudarán a elegir y llevar el infaltable LBD:
1- La postura para verte en el espejo con este vestido puesto ha de ser erguida: jamás lleves ropa negra con los hombros encorvados. O parecerás una penitente sin remedio.
2- Bien llevado, te hará parecer más delgada, salvo que se te note algún rollito marcado por tu ropa interior.
3- El largo ideal es a la rodilla, y si sos bajita, un poco por encima pero no demasiado: recordá que es un vestido que te servirá para infinidad de ocasiones.

4- El corte del vestido debe ir de acuerdo a tu figura: no lleves un vestido tubo si tenés caderas anchas. En este caso te conviene que la pollera sea en forma de A, o llevar encima una chaqueta que se vaya abriendo hacia abajo y sugiera la forma de A.
5- El vestido debe calzarte como un guante: revisá muy bien su estado para lucir espléndida sea cual sea el estilo en que lo lleves.


6- Guardalo limpio y en condiciones de ser usado. Luego de comprarlo, ajustalo con un modisto a tus medidas para que no te haga ningún tipo de defecto. Las costuras deben estar bien planchadas, y el dobladillo perfectamente cosido.
7- Sin mangas podrás ponértelo en cualquier estación, y según cómo lo acompañes lo harás más o menos formal.

8- Elegí uno que no tenga un escote muy profundo, porque este le quitaría elegancia para una reunión de trabajo o en un evento cultural.


9- Los zapatos y el bolso que lo acompañen le darán el estilo, que podrá ir de lo más sport a lo más tradicional.
10- Con una chaqueta corta de color queda sensacional para una reunión formal.
11- Combinado con perlas queda ultraelegante.
12- Los paillettes y lentejuelas lo alejan bastante de su versión “oficial”.


13- Un pañuelo o foulard al cuello, bolso gigantesco y zapatos bajos, bucaneras, leggins o botas cortas le darán un aire mucho más informal.
14- Con guantes hasta el codo y tocado de plumas, es su versión más sofisticada.


15- Con un bolero de piel blanca o negra y un broche brillante y en relieve será un espectacular vestido de gala.
16- “Quebrado” con accesorios rojos, o verdes… un lazo, o los zapatos por ejemplo, se transforma en un must que acompañará un evento especial.


17- Con tacones aguja, labios rojos, cabello recogido dejando la nuca al descubierto y un collar que brille, se transforma en el más sexy de los LBD.
18- Botas altas y mucha bijou lo harán más bohemio y glamoroso.


19- Para un look rockero, el cuero en campera y botas con múltiples hebillas o tachas, lleva además los ojos ahumados, collar XXL , múltiple bijou y un bolso o cartera de calle.


20- Si lo acompañás con plateados o dorados en accesorios, sandalias de tiras y pequeño bolso, lo harás muy sofisticado.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Textura: una cualidad que te da la bijou.

Si hay un elemento básico en indumentaria, es la textura: tejidos y telas aportan visual y táctilmente superficie y volumen... interés. Las texturas añaden suavidad y relieve, dimensión y riqueza para crear un ánimo y en consecuencia, estilo y personalidad, pues como elemento compositivo visual, la textura tiene un peso muy importante.


Hay texturas exquisitas, como el terciopelo, las sedas, los encajes, puntillas, cueros diversos, brocatos, pieles, tejidos y piqués. Otras más rústicas, como las gamuzas y denim.


Los accesorios y la bijouterie contribuyen fundamentalmente a la textura y son imprescindibles por dar consistencia a tu look. Empezando por sus formas y relieve, su brillo u opacidad, que son elementos de la textura.

 
Los accesorios te dan una excelente oportunidad para aprender a mezclar con libertad y determinar un estilo. Pero antes de salir pasá frente al espejo y si parece que hay algo de más, posiblemente así sea: evitá verte como si el placard se te hubiera caido encima. Aún con mezclas y texturas, tu look tiene que ser relajado, y no importa lo que lleves… parecerás natural.
Los colores netos, las telas lisas y las ropas de corte muy simple piden a gritos textura, o sea, bijoux y accesorios. ¿Ves cómo cambia este aburrido look "oficinista" con el chal y la flor?
El mix de texturas enriquece el estilo minimalista, que sino puede resultar bastante bobo. Por lo tanto, jamás lo que elijas debe ser muy uniforme ni “invisible”. Es importante que las prendas se vean distintas entre sí aunque dentro de cierto equilibrio.
En cuanto a las telas, aplicarás la misma regla de lograr cierta diferenciación: no uses un jean con una campera de jean.

Un color sólido con un saco en print de leopardo te hará lucir como una estrella de cine.
Otro modo de añadir textura a colores netos es buscar superficies entramadas: trenzas y matelaceados en cintos y carteras, tejidos vaporosos o encajes en chales.

Hay superficies que aportan profundidad: volados, frunces, tablas, bordados, botones… La bijouterie, con sus cadenas, sucesión o superposición de perlas y profusión de pequeños detalles y relieves enriquece tu imagen y detiene las miradas.

El toque de gracia para resaltar la diferencia de texturas es un color neto en algún accesorio: te hará ver mucho más moderna.

Cuando el atuendo es monocromático, quebrar la monotonía toma una importancia superlativa. En este caso tenemos un mix en la misma paleta de colores. La sola variación de texturas puede darte un look muy sofisticado.
También aquí los accesorios serán infaltables. ¡Pero cuidado! Porque así sean metálicos y brillantes, tienen un tono determinado. Los dorados pueden verse más rosados, verdosos o naranjas, los plateados más grises, blancos o azulados.
Las maderas acompañan a la perfección los tierras y neutros.
Las piedras semipreciosas y cristales tienen una enorme variedad de tonalidades y brillos que aportan mayor superficie si brillan o profundidad en el caso de los pulidos mate.
Si el mix de estampados, buscá que estos compartan la paleta de colores.

Un mito tradicional es que no se mezclan estampados y texturas; sin embargo hay texturas que repiten características del estampado y lo refuerzan, dan más consistencia al atuendo. Por ejemplo, accesorios cuya forma y dibujo siguen algún detalle del motivo elegido quedan muy bien.

Como en este ejemplo, respetá el dibujo de una tela: si es geométrico, o si es orgánico, o si tiene motivos de la naturaleza, o de alguna etnia.
Finalmente, para combinar texturas, entramados y estampados, el secreto es que uno se vea muy de cerca mientras el otro se note a simple vista. Si uno es dominante debe ir con otro pequeño y sutil. Esto evita que el ojo deba registrar distintos “focos”.