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jueves, 26 de enero de 2012

Orgánicos y sustentables: accesorios textiles para embelesar


Orgánicos y sustentables, los accesorios ya son una clave en sus desfiles: Marcelo Senra reinventa permanentemente lo autóctono para una mujer que se identifica con las raíces más profundas del norte y centro argentino. Las texturas y tejidos manuales de sus prendas sintonizan con los originales accesorios confeccionados en fibras naturales por Riaga.


 En sus desfiles, ya son clásicos el chaguar, la alpaca, la lana, las plumas, el yute, el cáñamo teñidos con tintes naturales y confeccionados en macramé, crochet, y diversas técnicas de telar, combinados con otros materiales autóctonos.


Tela de algodón deshilachada y recompuesta en un fabuloso bib enteramente realizado a mano.


Algodón arrollado con dije deshilado en textil naranja.


Megapulsera de espoja vegetal, con abalorios de esponja y naranja desecada.


Adorable broche con una sola flor XXL, confeccionada en fibras naturales.


Un fabuloso bib tejido al crochet todo natural.



Aborigen, gaucho, hispano, marroquí... ¿El resultado de todo esto? Un pret a porter muy personal, producto sutil del mestizaje de bellos rasgos identitarios.





El Chaco en los colores y la hechura estos dos vestidos: uno como una piel o cuero que envolviera el cuerpo, el otro tejido en fibra de chaguar, con la técnica y los dibujos de las culturas del lugar. 



Marcelo Senra y dos de los vestidos presentados en el desfile del Bicentenario.


Casi como un soldado enviado por la corona española, ya mestizado, por supuesto.



El bleiser abrocha con la típica platería gauchesca de las rastras, mientras que la faja es de lana con flores fieltradas.
Abajo, bolso confeccionado con un tejido en telar oriundo del norte argentino. Los collares, con esas cuentas de alpaca insertas en tiras recuerdan la cuerda de cuero tranzada que se usa en el campo para contar el ganado. EL gorrito, casi kolla.



Elegantes y a la vez espectaculares, estos accesorios hablan por sí solos de la búsqueda de este gran diseñador argentino oriundo de la provincia de Salta.

jueves, 5 de enero de 2012

El glamour de mi abuela






Entre el didáctico afiche de arriba y el de abajo, que propone repensar las bijoux como objetos de diseño, hay un abismo. Los primeros afiches referidos a las bijoux eran lecciones de glamour. Y a falta de asesores de imagen y de estilo, mi abuela Galatea los recopiló con avidez.
Luego que se extendiera el uso de joyas falsas durante la década del 30, la marcas pioneras en bijouterie comenzaron a publicitarse mostrando más que las bijoux, mujeres hermoseadas con ellas. Sus avisos impresos resultaron ser lecciones universales en cuestiones de elegancia, encanto, estilo y gusto, que los fabricantes comenzaron a dedicar a las mujeres comunes. Hasta ahí las únicas glamorosas habían sido las aristócratas y alguna que otra desenfadada amante del arte.



La pulsera ancha sobre el puño del guante y el importante sautoir el dan aires de
¡verdadera diva!
Dibujo a mano alzada de los cartones con que Miriam Haskell ilustraba sobre cómo llevar dos importantes piezas de su producción. Aproximadamente 1930-1940. 

Cuando la prensa comenzó a ser el medio de llegada para las ascendentes masas populares, la belleza y glamour de las clases altas se convirtieron en objeto de consumo masivo. Y junto con esto, las bijoux.


¡Tan lánguida y hermosa como el glamour de la época requería!
Otro dibujo de Haskell, cerca 1935.

 

Página de revista femenina donde puede verse el detalle puesto especialmente en la bijoutería.


Miriam Haskell más profesionalizada en su publicidad: daquerrotipo de 1946. Hollywood mediante, el rostro aparece aquí en primer plano y ya no es tan importante cómo la bijoutería acompaña a la vestimenta, sino la belleza de las piezas, haciendo espejo a la belleza de la modelo.  




Glamour estilo Dior en estas propagandas de Kramer (alrededor 1950), un joyero que trabajó para varias marcas de bijoux (principalmente para Haskell y Dior) y para su propia marca.



Los medios de difusión tomaron también a la femineidad como causa, y la bijoutería fue adquiriendo cada vez más auge en la ostentación de esta nueva condición de la mujer,  menos reprimida, más autónoma y vistosa.

Las publicaciones femeninas hicieron lo suyo mientras mi abuela Galatea iba tomando nota, o más bien, guardó pacientemente en los cajones de su tocador las ilustraciones que le mostraban los usos de un arsenal de bijoux que se estaba produciendo cada vez más.


Graciosa ella, más decidida e independiente pero glamorosa por mil.
Coro, otro de los joyeros que por aquel entonces se hizo famoso trabajando para los modistos franceses en boga ( Chanel y Dior) también creó su propia marca.


 Una sugerente foto de alrededor 1960. La mujer se muestra muy suelta, más plástica y menos pudorosa, y adelanta su brazo escandalosamente cargado de pulseras que da pie a la irónica comparación con "un árbol de Navidad".  


Un capítulo aparte merece la estadounidense Sara Coventry, que llevó el sueño americano al interior de todos los hogares con un sistema de ventas "a domicilio" del estilo que en estos pagos conocimos con Avon. Todas, no importa donde se hallaran, podrían asesorarse, elegir y adquirir falsas joyas de bajo costo y alto impacto. He aquí una página de catálogo.



En materia de "formación" del gusto popular las revistas femeninas hicieron también lo suyo de manera impecable. Y en esto, los laureles se los lleva Vogue. Vogue fue un medio creado difundir la moda que se convirtió, como las leyes de la comunicación enuncian, en creadora universal de tendencia.  
Una tapa de la revista Vogue, decana de los medios de difusión femeninos y encargada de regir casi hasta hoy los dictámenes de la moda. 1957.


 Obsérvense en la ilustración el pendiente y la gargantilla ocupando el primer plano.
Mi abuela tenía muchas más ilustraciones guardadas, pero esto es un blog, claro. ¡Espero que te hayan gustado tanto como a mí! Y como bonus track va una ilustración que me encanta, que servirá para alimentar el amor vintage:

martes, 3 de enero de 2012

Las más soñadas joyas de autor también son plásticas

 

Hay quienes cuestionan que sean joyas. Pero como en las joyas tradicionales, los materiales y las técnicas son motivo de nuevas formas y efectos. Pertenecen a ese joven universo llamado "joyería de autor",
insólitas joyas elaboradas en plásticos de distinta composición química y colores inusitados que intentan descontracturar los conceptos de la joyería tradicional.
Para contextuar mejor estas creaciones, aclaremos que la joyería de autor se caracteriza por la producción firmada de piezas únicas que evitan los habituales circuitos de marketing y venta. Los nuevos diseñadores emprenden así la aventura de autogestionar sus creaciones: piezas cuyo sello personal es el principal valor económico aportado, posibilitando la democratización de las joyas.
Un collar babero de silicona, por Denise Julia Reytan  

Un sorprendente prendedor de la misma artista. 


Collar, por Ela Bauer (silicona) 


Un collar para tentar y tentarte, de Ineke Otte (nylon)

Otro collar de Denise Julia Reytan, en piedras semipreciosas y acrílico:
un verdadero laboratorio de formas y color

En cambio este es un sintético, elegante y hasta futurista anillo de Ela Bauer (plástico)


Un anillo de osadas formas y colores orgánicos, por Ela Bauer (plata y silicona)


Sofisticado, sólido y transparente broche de Tamara Gruner


A mí me parecen piezas de un arriesgada joyería que está adelantando el futuro. Y como me gusta la innovación, quise compartir estos sueños de plástico con vos.  

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Las bijoux de una musa: Lou Lou de La Falaise



Se llamaba Louise Vava Lucia Henriette Le Bailly de La Falaise. Extraordinaria combinatoria de nombres e identidades que resultó en una encantadora mujer rebelde, sofisticada y elegante. Sus orígenes son un delicioso cocktail de aristocracia, arte, belleza física y sexo, bien batido por la cultura pop londinense de los ´60 y el chic parisino de los ´70.


Como ella decía, se vestía para alegrar las calles y para sorprender. Jamás fue obvia.

Lou Lou de la Falaise, nombre con el que se la conoció desde los años en que inspiró y colaboró con Yves Saint Laurent, nació en 1948 en el Reino Unido, de padre aristócrata (el Conde de la Falaise) escritor y traductor, y madre modelo, diseñadora y cocinera, Maxime Birley, que había trabajado para Elsa Schiaparelli y de quien el fotógrafo Cecil Beaton dijo que era "la única mujer inglesa auténticamente chic".


Ese árbol genealógico justifica  historias de lo más extravagantes, como que al nacer Lou Lou no fue bautizada con agua bendita, sino con ¡el perfume Shocking de Schiaparelli!
Anécdotas más, anécdotas menos, sus padres se divorciaron dos años despues de su nacimiento y ella se crió en distintos internados, de los que siempre resultó expulsada. Vivaz, fresca, descarada y atrevida, su mezcla de refinamiento y provocación subyugaron de inmediato y produjeron un giro notable en las colecciones de Saint Laurent, que le otorgó la casi inalcanzable categoría de "musa".




Para él, el verdadero talento de Lou Lou era su encanto, "particular, emocionante". Se conocieron en 1968 y él quedó tan impresionado con su carisma, que quiso tenerla a su lado. Pero Luise fue a vivir a New York donde no la pasó tampoco mal: dedicó sus noches a Studio 54 junto a Marisa Berenson ( hija de Schiaparelli), Robert Mappelthorpe y Paloma Picasso.


Cuando regresó a Paris, en 1972, Lou encontró a su amigo Yves. Para él ella era una compañía indispensable, ya que poseía "el extraño poder del don de la ligereza mezclado con la intensidad irreprochable de su mirada sobre la moda".




Si bien ella renegó del lugar de musa, con Saint Laurent su vida cambió también.  "Me solía irritar este término", explicaba a la cronista de la edición Vogue italiana en 2010. "Para mí, una musa es alguien con un aspecto elegante todo el tiempo, pero muy pasiva. Yo trabajaba mucho. Trabajaba desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, o hasta las 2 de la madrugada. No era pasiva. Trabajé en las joyas, en el punto y en las colecciones comerciales. Ahora que todo ha terminado me gusta pensar que hay un poco de mi alma en la ropa que diseñó cuando yo estaba allí y que yo era fuente de inspiración".



Luego continúa:  "Él quería que yo trabajara con él, pero no sabía en qué. Le propuse hacer joyas y él aceptó. Cada día inventábamos nuevas formas de lucir cosas que encontrábamos por mercadillos o anticuarios y creábamos personajes. Lo pasábamos muy bien".
Fotografía de 1972
A Lou le gustaba mezclar estilos y cosas que no tienen nada que ver unas con otras... las sorpresas, lo inesperado, quebrar la unidad, romper la monotonía... Una frase suya la pinta de cuerpo entero: "las camisas me parecen patéticas". Gustaba de los broches que pueden adosarse a un collar, los pendientes, brazaletes y collares de múltiples hilos y grandes piedras, el cobre. Gustaba de la ligereza, transparencia y la sutileza de los colores del vidrio trabajado con la técnica Grispois, que está casi perdida... gustaba de todo eso tanto como amaba ser libre y no estar atada a una moda. Era partidaria de las ideas generosas, que se adaptan a muchas clases de mujeres y de vidas.

              
  

  
Sautoir multicolor de Lou Lou, un clásico que se reinventaba en cada una de las colecciones Saint Laurent  



Si bien Loulou dejó de trabajar para Yves cuando este cerró su taller, nunca se desvinculó de él. En 2002 lanzó su propia marca de joyas y otras piezas únicas "Lou Lou de la Falaise Fantaisies", donde plasmó esos vaivenes estilísticos que tanto adoraba: blusas de seda con rayas y remates de encaje, abrigos masculinos con toques de piel, super británicos bleisers de tweed, pantalones marineros bien afrancesados y prendas tejidas en colores estridentes.
Pero lo verdaderamente significativo para ella fueron los accesorios, porque " tienen un papel importante en nuestras estresantes vidas. Si vas a cenar y no tenes tiempo de cambiarte, siempre podes ponerte una joya".

En el vestuario que Loulou lleva en las fotos podemos notar fácilmente su originalidad, su aire de rockera incorregible, su impertinente elegancia apenas varonil... Y si hubiera que definir su estilo, sería el de una disruptiva feminista de los setenta con todo el encanto francés.
Desde 2007 firmó la colección de joyas del también diseñador Óscar de la Renta.

En 2011 diseñó una línea de joyería exclusiva para la tienda del jardín Majorelle de Marraquech, en donde reposan las cenizas del gran creador, y se encargó de la dirección artística de la exposición 'SAINT LAURENT rive gauche, La révolution de la mode'.
Lou Lou nos dejó el  sábado 5  de  este mes. De su colección 2011 "Reverie de une soir d´eté" hecha con pasta de vidrio y vidrios soplados, algunas piezas hechas por Maison Gripoix, en vidrio y con la técnica que ella más amo: