sábado, 18 de febrero de 2012

Las majestuosas plumas del carnaval suramericano



Despues de Venecia y de Río de Janeiro, si hay una ciudad donde los carnavales son glamorosos, esa es Gualeguaychú, en Argentina. Su fama es merecida: las comparsas son alegres, coloridas y fastuosas, y la concurrencia acude multitudinariamente al gigantescco espectáculo que se monta en el "corsódromo".



Esta festividad religiosa traída por los colonizadores españoles se vuelve super interesante si consideramos que es quizás la expresión popular más fresca del proceso de sincretismo religioso-cultural que se dió en América a través de la conquista.


El carnaval tomó en estas latitudes formas singularísimas, producto del mestizaje, y se manifiestan en todos sus motivos: carrozas, danzas, letras y música de las comparsas... también, por supuesto, en la indumentaria.



En los disfraces no es difícil descubrir los típicos elementos del mestizaje que a partir de lo que traían los españoles como cultura de la época produjo un riquísimo estilo propio, el  barroco americano: adornos confeccionados con materiales autóctonos que mezclan detalles y técnicas europeas con el gusto y el tono naturalista de las culturas de la selva chaqueña (continuación de la amazónica).


El arte plumario, descollante en la América precolombina, retoma con los carnavales el esplendor que pese a la asimilación colonial nunca perdió del todo, convirtiendose a la vez, como todo el barroco en América, en una formidable expresión de resistencia cultural.
En los vestidos es posible también ver detalles propios de los atuendos de los aborígenes amazónicos y andinos: anchos brazaletes y tobilleras, tientos y adornos confeccionados con pieles de felinos, e impresionantes tocados de plumas, la manifestación más fabulosa del arte plumario precolombino.

   
Muchos trajes se completan con alas como las que se observan en las antiguas pinturas de los ángeles arcabuceros, raras criaturas religiosas de la Conquista, mezcla de figura protectora y guardián armado pintada con ropas cortesanas, alas y arcabús, que vemos en las capillas e iglesias que salpican el camino hacia el Alto Perú.



Observando bien, pueden descubrirse en el traje de la bailarina muchos de los elementos presentes en esta antigua pintura  ejecutada por manos indígenas: las alas, el cuello ancho y envolvente, los adornos de volutas doradas, el tocado de tres grupos de plumas, las guardas de las enaguas y las puntillas... un mestizaje intenso y riquísimo puesto en valor por las fiestas del carnaval.


Los ángeles arcabuceros fueron aceptados porque todo ser alado o venido del cielo era venerado en las culturas originarias americanas. Entonces, las plumas son un elemento del sincretismo religioso hispano-americano que toma su sentido del vuelo de los dioses ancestrales, y las espirales y volutas les otorgan el sostén y marco barrocos.


Igualmente típicos del barroco americano son las profusas ornamentaciones con figuras de la flora y fauna oriundas que aparecen en trajes, carrozas y tocados.

  



Las fotografías son impactantes, pero lo más grandioso para mí ha sido elucidar y poder mostrarles la imbricación de artes y culturas en una manifestación absolutamente vigente de la vida popular. 

jueves, 16 de febrero de 2012

Siete postulados científicos para comprar bijoux de calidad

¿Qué te pasa que cuando unos aros te calzaron bien no te los sacás ni para hacerte una tomografía axial de cerebro, y a duras penas la primavera te obliga a no quedar out? ¿O sos de esas que teniendo una buena colección de bijoux durmiente en su tocador, queda a la espera de vaya a saber qué acontecimiento especial que jamás llega? ¡Es hora de adaptar un vestuario que se va desluciendo, sin que los dioses te inspiren para dar ese salto!


Los accesorios son como flores que crecen en los aleros de tu alma: refrescan, actualizan, dan importancia, suman estilo, interés... y no son sólo un toquecito: van desde los anteojos hasta el estuche de tu celular, el sombrero, un cinturón, tu pañuelo, los guantes, el bolso, las medias, el reloj, los zapatos, broches, billeteras, hebillas y vinchas, paraguas... ¡todo lo que nos pongamos equilibra o desequilibra nuestra imagen!
Inspirate en las tiendas de tu agrado, aunque allí no pudieras comprar nada. Te darán una idea sobre las combinaciones de moda. Las películas ambientadas en el momento actual tienen gran cuidado en el vestuario. Internet es otra buena fuente. Alguna mujer que admires puede ser muy inspiradora...
Pero para "lucir con todas las luces" comprá científicamente:
Postulado 1- Evitá lo que todas usan. ¡Sé original! Sin gastar fortunas podés pasar por ferias de artesanos y pequeños negocios que no pertenezcan a una cadena: allí encontrarás piezas diferentes de diseñadores independientes y a precios accesibles.
Postulado 2- Cuando te tientes por un precio bajo, cuidado!!!!!!!!!!! Evitá lo más que puedas comprar bijouterie fabricada a granel. ¡Nada se vé más y peor que una bijou de mala calidad! Los aros latosos, los dorados y plateados fulgurantes, los broches para el pelo en estridentes colores metalizados y llenos de falso brillo se ven terribles. Si el accesorio luce muy barato, dejalo donde está. Jamás agregarás nivel a tu vestuario con esa cosa horrible formando parte de tu look.

Postulado 3- Los brillos no son solo para la noche. Podés gastar tranquila en esa pulsera que tanto te gustó. El brillo "controlado" puede levantar con gracia un atuendo diurno. Pero no exageres colgandote encima todo lo demás que tengas, por mejor y más caro que sea.


El maximalismo es un estilo, no mera exageración. Deja la exuberancia para la selva, que en ella es suntuosidad mayúscula. Mantené un equilibrio "ecológico" y un sistema de autolimpieza para que el brillo sea eso: tu toque chic.
Postulado 4- Las argollas y cadenas sirven a toda hora, combinan fácilmente, quedan super y jamás parecen pesadas. Buenos dorados y plateados son de gran ayuda en cualquier look. Ah! Y jamás pasan de moda: son una gran inversión.

Postulado 5 - Huí del plástico cuando imita piedras o brillantes. Algunas piezas de plástico son verdaderamente lindas. A muy bajos costos las piezas tienen maravillosos colores, diseños novedosos o complejos, son muy livianos y fáciles de llevar. Pero... el roce continuo lo daña, disminuye su brillo y le otorga un "esmerilado" que lo afea y deteriora demasiado pronto. Conseguí los colores de las piedras semipreciosas, que son accesibles, vistosas y mucho más nobles como material.

Postulado 6- ¿Te gusta el negro? ¡Pero no sos una viuda!!!!!!! Cortalo con pashminas, bijoux, zapatos y cartera en otro tono, cintos y medias.El negro en exceso apaga tu look.


Postulado 7- El diseño es muy valorado y siempre visible: revela gusto, calidad, sofisticación. Si tenés algo que reúne estas características usalo sin restricción. Pero si has de llevar un accesorio que se destaca, cuidá de no recargar. No dejes que nada arruine esa pieza encantadora que debe lucirse perfecta y sin competencia que la opaque.


Si al elegir tus accesorios cumplís con estos postulados probadamente "científicos", jamás te equivocarás. Y lo mejor: ¡podrás gastar sin remordimientos!

lunes, 13 de febrero de 2012

¿Pendientes XXL?: los famosos "chandelier"




Chandelier alude a un artefacto de múltiples luces.
Los pendientes actualmente llamados "chandelier" se popularizan durante la segunda mitad del sigloXVIII, con el nombre de "girandole", que en italiano significa candelabro. Cuando el uso de las velas se hace infaltable en las reuniones de sociedad, las damas comienzan a lucir unos pendientes muy grandes, hechos con piedras preciosas, sobre todo diamantes y esmeraldas traidas de las minas del Brasil recientemente descubiertas.
Pero los primeros "girandole" hicieron su aparición en 1663, de la mano de Giliés Legaré. El favoritismo de que gozaron luego, su agrandamiento y enriquecimiento progresivo, se debió a que a mediados del siglo XVIII los escotes bajan mientras los peinados se recogen hacia atrás, y el uso masivo de las velas hace muy atractivas esas piedras que ahora llegan a granel desde América.
Los girandole entonces crecen en uso y se transformarán en una verdadera tortura por su enorme peso, pero iluminarán estratégicamente los rostros femeninos sumergidos en la espesa semipenunbra de las velas.
El uso se extiende de tal modo que las mujeres comenzarán a tener varios pares, algunos más sencillos para el día, reservando los de mayor tamaño y cantidad de piedras preciosas para la noche.


Hermosos girandole victorianos enteramente realizados en oro, en delicada y discreta versión diurna. Estos otros, también victorianos de alrededor 1880, reproducen en filigrana de oro un modelo belga.


Los girandole se popularizarán al punto de formar parte del atuendo popular en las fiestas españolas: de allí derivan los "catalanes" y los "aragoneses" o "baturros", que incorporan motivos vegetales estilizándose hasta hacerse fusiformes.
Las variantes más próximas al siglo XIX toman elementos neoclásicos, como los pabellones.

1930

El lujo del art-decó (siglo XX) los despliega con elegantísimas formas geométricas. Se aplacará su furor durante los años ´40 y ´50, en que los aros no se despegan de los lóbulos de las orejas, y volverán a reaparecer durante los fantásticos ´60s.


Esta tapa de Vogue los preanuncia. Es de 1955, donde los vemos ya llamados chandelier y acompañados por un collar que por su diseño en gotas colgantes, llevaría el mismo nombre.
En la segunda mitad del siglo XX, con la fabulosa revolución estética generada por la cultura de los años sesenta, vuelven a "encenderse" con versiones de bijouterie mucho más portátiles, accesibles y divertidas, llamandose "chandelier", y relanzados con el entusiasmo de la revista Vogue.


Candice Bergen, 1967


¿Cómo es un chandelier?
Actualmente las variaciones son muchísimas. Vayamos entonces al "girandole" tradicional, que consta de tres partes. Un pequeño broquel o botón de agarre a la oreja formado por un disco engastado en pedrería, o una sola piedra circular o con forma de flor. El segundo cuerpo o entrecuerpo es un lazo que luego, hacia mitad del siglo XVIII fue sustituido por un motivo floral. Por último, tres colgantes almendrados, el central más grande que los laterales.


Estilizados "chandeliers" victorianos en diamantes y oro platino, de 1830


Copia italiana de unos girandole típicos de mediados o fines del 1700, con lazo y corales, datada en 1940.


Innovadores chandelier de borlas y alfileres de ganchos: refinado cuño punk al estilo "chic-urbano".


Simplificados y llevados al máximo de su abstracción, estos pendientes chandeliers son de Oscar de La Renta, 2010