miércoles, 8 de febrero de 2012

Las rosas de piedra del Inca


El soberano vivía entre los muros de las montañas de su imperio; de allí la extraía para atesorarla. Pero luego de la conquista la piedra natural se convirtió en leyenda y sangre de aquellos pueblos del extremo sur del imperio inca. Es una de las analogías que esta roca de quieto y rubicundo corazón ostenta: la dura y dolorosa memoria de la conquista de América.
Más tarde, la rodocrosita entró en la literatura universal debido a Roger Caillois, quien fue a buscar lo que él denominó “piedra rosa viva” a su guarida de Andalgalá (Catamarca), mientras intentaba refrescar su pasión por Victoria Ocampo.
Victoria Ocampo,
escritora y gran promotora de la difusión y edición de literatura universal en Argentina

María Moreno, intensa periodista y escritora contemporánea, relata la aventura del francés que llegó a la ciudad por una ruta flanqueada con mojones de paja brava, remolinos de viento y cactus candelabro: -¿Qué demencia me impulsa a querer buscar en la galería misma de la mina una muestra, que podría procurarme fácilmente en cualquier tienda especializada de Londres o París? Lo sé: la recompensa está en el recorrido, él escribió en su libro Intenciones.
Y quizás el más interesante de esos recorridos  sea el que nos conduce a los tiempos precolombinos, cuando el Noroeste argentino formaba el extremo sur del imperio inca y la región era de tan vasta riqueza mineral de oro, cobre y plata, que era impensable no fuera avasallada.

En la ladera oriental de la Sierra de Capillitas, Catamarca, la rodocrosita emergía de las entrañas de la tierra con generosa abundancia: el interior de la parte erosionada del volcán atesoraba las costras cristalizadas hoy denominadas Veta Ortiz, la más hermosa y apreciada del mundo. El pueblo inca la tomaba de allí, sin lastimar a la montaña.


Rodocrosita variedad Ortiz

En realidad, esta piedra semipreciosa es bastante llamativa: coágulos o rosas, sus círculos concéntricos se enlazan con otros formando lágrimas, vibrantes y espigados ríos, o estalactitas cuyo centro se ha fibrosado. Costras, cúmulos o pétalos superpuestos, la analogía con los sentimientos está siempre allí, reforzada por sus colores que van del rosado al rojo intenso (variedad Ortiz) o al naranja, con estupendas aureolas de vetas blancas. 
En 1938, el alemán Franz Mansfeld redescubrió la antigua mina inca de Capillitas, y muy cerca, una tumba conteniendo joyas funerarias hechas con esta piedra.

Entonces la leyenda incaica: la gema se formó de tres gotas de sangre petrificadas que brotaron como tres rosas en la tumba de una virgen sobre la que lloró un guerrero. Por eso, la piedra solía adornar los cuellos de las princesas del Tiahuanaco, como símbolo de fidelidad y amor eternos.

Una doncella inca y su collar, pintada en tiempos de la colonia española con los vestidos mestizados entonces en uso.

La rodocrosita, Rosa del Inca, o Rosainca se encuentra en poquísimos lugares del mundo, y sus minas más bellas y prolíficas se encuentran en la provincia argentina de Catamarca.

Es un carbonato de manganeso de color rosado con distintas tonalidades. Se presenta en cristales pequeños, redondeados, en drusas, en masas granulosas, espáticas, en agregados compactos, botroidales o estalactíticos. Clivaje perfecto. Frágil. Dureza: 4. Peso Específico: 3,3 - 3,6.
Puede tener bandas de pirita bien diseminadas. En el pais se vende a valor dolar, y sus principales compradores, son los turistas, ya que por su abundancia, no son tantos los nativos que conocen su valor en el mercado.
Rodocrosita, variedad "Capillita"

Una pequeña parte de ese valor esta cimentado en su significado emocional, el más rico que tiene: dicen que la piedra cura los males de amor.

martes, 7 de febrero de 2012

A cada escote su collar


El collar es un complemento básico, con estilos y usos específicos, es decir: existe el collar perfecto.
Resalta la zona que ocupa, con él llamaremos la atención hacia cuello y busto ( no usar collar si queremos disimularlos). Simple y delicado para el día, valioso y llamativo para la noche, el espejo es imprescindible para su elección, ya que veremos cómo cae sobre el escote y podremos adecuarlo así a la vestimenta que llevemos.


ESCOTE EN V


Super sexy con accesorios cortos o largos, delgados o anchos, brillantes, en forma de V o de Y, siempre que el collar combine con el estilo de vestido o blusa. En general, debe ir al punto más bajo del escote, pero para estilizarte o si tu busto es grande, debe sobrepasarlo.



ESCOTE REDONDO o OVALADO


Los accesorios deben enmarcarse dentro del área visual de la piel. Una cadena con algún pendiente solitario a juego con los aros es ideal.
Los collares deben ser medianos o cortos, pero siempre delgados. Es recomendable una gargantilla corta pegada al cuello, o un collar muy corto, en colores contrastantes con la prenda de vestir. El cuello parecerá más largo y fino. Para destacar el collar lleva un importante anillo haciendo juego.



ESCOTE CUADRADO


Perfecto con collares cortos y aros largos, sean clásicos o atrevidos, quedan bien apoyados en la base del cuello.



CUELLO TORTUGA o POLERA


Evita los collares cortos. Con cadena larga y cuentas de colores es la mejor opción, incluso en varias vueltas. Sino, un lindo brazalete o algo en el pelo te iluminarán sin sobrecargar la vestimenta..




 
ESCOTE CORAZON


Es difícil pues su forma limita bastante la elección. Lo mejor es un collar mediano de entre 42 y 50 cm de largo, con aros largos no muy cargados.


CAMISA

Collar grueso o cadena dorada o plateada con medalla o dije pendiente. Combina los aros y el cinturón con la cadena elegida. 


STRAPLESS

Va con cualquier accesorio. Desde un collar sencillo a una cadena gruesa, y aros combinados con el collar. Cortos de grandes dimensiones o largos con su parte principal sobre el escote. El color debe ser acorde a tu piel y a las pulseras.
Una gargantilla estiliza el cuello y realza los hombros.

lunes, 6 de febrero de 2012

Vintage, cada vez te amo más



Son burbujeantes y felices, y añaden rasgos de otros tiempos, otro mundo (pares de clips hallados en los pasillos de mercadillos y tiendas de usado, por ejemplo): aros y collares de dos, tres, cinco vueltas que rompen con la formalidad, abultadas cadenas cuyos broches son EL detalle, abalorios semi rústicos con exquisitas y delicadas fornituras, figuras que recuerdan a la naturaleza y colores estridentes... Su originalidad consiste en su ostentoso tamaño, la mezcla de materiales, estilos y épocas, la alegría que trasmiten y su apelación constante a un pasado reciclado que los reinscribe en la tendencia más actual.
Así es como las bijoux de Elva Fields se inspiran en los años dorados del estado de bienestar, en el glam de Hollywood y en la necesidad de recrear esos accesorios que de tan clásicos parecen difíciles de innovar.




Turquesas y un bello pajarito esmaltado para quebrar la rusticidad de las piedras.




Cuentas de vidrio en negro con toques dorados, destacados por las dos flores vintage.


Tan simple y tan elegante: Cinco vueltas de cerámica blanca y bolitas doradas, con dos maravillosas fornituras también doradas con perlas y strass.




El detalle retro inrrumpe en la monotonía creando ese arriesgado glamour que a las más formales no les viene nada mal.  



Color, color y color: otro de los aciertos de Elva Fields


Geométricas cuentas de color pop y centro desplazado de lazo cincuentista: para promover la imaginación y la felicidad. 

Otro que reúne los ítems del look hippie: abalorios étnicos y fornitura victoriana con turquesas. Un setentista incorregible. 

 

Y el retro que viene marchando combina verde ysepias sujetados con un dulce moñito en red metálica dorada.



Distintas cadenas unidas con un estilizado broche con motivo floral

  

Una combinación de suma actualidad: blanco y negro para las cuentas, y flores naranjas para el detalle lateral. 



Un actualísimo vintage XXL granate con dije central en cristales y perlas.

Para muestra basta un botón, decía mi abuela, pero me tuve que contener para no atosigarte con imagenes y descripciones. Yo creo que son todos muy lindos. ¿Vos qué pensás?