viernes, 13 de abril de 2012

Extraordinarios accesorios "express" de los años 20




Quizás porque durante los locos años 20 la famosa pregunta de ¿qué me pongo? obtuvo nuevas respuestas, suntuosas y sugestivamente femeninas pero muy prácticas, vuelve su onda en los peinados.
En esa época los vestidos se acortaron, simplificaron y alivianaron, dejando ver partes del cuerpo antes prohibidas; y el cabello siguió la misma tónica, mostrando el cuello y la nuca con ayuda de los joyeros, quienes supieron adaptarse estratégicamente a los cambios que imponía la época y diseñaron bellísimas tiaras, horquillas y peinetas siguiendo lo que empezaba a ser "la moda".
Fouquet fué quien llamó Bijouterie a esas joyas atentas al diseño y la belleza más que al valor económico de los materiales empleados. Así llevó la artesanía, o sea la capacidad de alterar el aspecto de los materiales, a la categoría de arte. El período art nouveau de Fouquet fue glorioso gracias a la belleza extraña que destiló.

Fouquet: peineta en caparazón tallado de tortuga con ópalos y esmaltes.


René Lalique,como se ve en la peineta que abre este post, fue el pionero e inventor del estilo art-nouveau, además de revolucionar el mundo de la joyería con el uso de materiales más baratos, como la pasta de vidrio, los esmaltes, el marfil, el asta y otros que combinaba con diamantes o piedras semipreciosas.

Lalique:pasta de vidrio


Una horquilla de Lalique con estilizadas golondrinas en asta teñida.

René Lalique, Lucien Gaillard, Fouquet y Vever son los nombres de esos joyeros que hicieron con sus estilizadas versiones de la naturaleza en materiales no preciosos maravillosas joyas que mantenían recogidos los cabellos femeninos.
A instancias de su amigo René Lalique, Lucien Gaillard -tercera generación de una familia de joyeros parisinos- realizó sus mejores piezas de joyería en sus horquillas, pinches y peinetas de clara inspiración japonesa.

Asta pintada y tallada con ramas y flores de cerezo de tamaño natural, en un claro homenaje a los maestros japoneses. Gaillard


El marfil tallado o el carey fueron los materiales preferidos, que dieron a estos accesorios la transparencia y levedad propias de sus figuras naturales: flores, ramas, hojas, libélulas, pájaros e insectos fueron sus temas recurrentes.



Dos libélulas en vuelo se entrelazan en esta horquilla de asta con delicadas labores de esmalte. Lucien Gaillard.



Peineta de asta con un orientalísimo tallado de crisantemos. Gaillard



Las hojas de Ginkgo fueron otro motivo recurrente. Aquí un conjunto de horquillas en pasta de vidrio con diamantes y cabouchon de vidrio verde. Gaillard.


Abejas libando la flor del cardo. Gaillard.



Tres gráciles ramas de cerezo con sus frutos tallados en marfil, por Lalique.


Maravillosa peineta con una gran orquídea en oro, diamantes, asta y pasta de vidrio. Las orquídeas son una flor característica de la joyería Lalique






martes, 10 de abril de 2012

El fileteado porteño se sube al cuerpo


En la ciudad de Buenos Aires hay un arte popular nacido de la mágica e intensa fusión de culturas que se dió y tuvo su mayor logro en el tango. De la misma época y la misma extraña y generosa mixtura está hecho el "filete porteño".



Su nombre habla de un hilo, filo o filete, posiblemente copiado de los "carretos" sicilianos, que decoró y fijó para la memoria esperanzas y logros en textos con rima o los mitos de esta tierra, enmarcados todos por alegres líneas curvadas, enroscadas, entrelazadas y sombreadas.
A medida que los filetes se fueron incorporando a los carros tirados por caballos o a los transportes colectivos que se empezaban a fabricar aquí, el fileteado de las carrocerías se afianzó e incorporó muchos más elementos decorativos.

Este "escarabajo" de Wolkswagen "vive" en Buenos Aires.

De las fachadas art-nouveau que por los años 20 comenzaban a embellecer la ciudad vinieron los motivos vegetales y flores de cinco o cuatro pétalos. Y también hubo letras cursivas o góticas, que todo el mundo leía, porque su caligrafía ornamentada era conocida y jugaba bien con el llenado excesivo de las superficies. Hubo filetes engrosados que terminaban siendo banderines, banderas o cintas argentinas. Y hubo símbolos de la fuerza masculina, como caballos o dragones -que parece fueron tomados del friso superior del teatro Cervantes-.



Y hubo hojas de acanto, cornupias y diamantes. Y hubo vivos colores sicilianos con mucho dorado y el celeste y blanco argentino... bandoneones y retratos de Gardel... o de santitos autóctonos como la virgen María, la difunta Correa o el gauchito gil.

Isabel Sarli, actriz argentina y musa de las fantasías sexuales de toda Latinoamérica

Todo eso hubo, inmerso en una tiránica y ordenadora simetría.
El apogeo fué un poco antes de que en 1970 la escultora Esther Barugel y su marido el pintor Nicolás Rubió organizaran en la galería Wildenstein una muestra con los paneles que habían sido parte de esos primeros carros tirados por caballos. La exposición fué un éxito, e hizo que aquello que estaba incorporado al paisaje cotidiano de los porteños empezara a ser mirado como un valioso producto cultural.

Botellitas que fueron obsequio durante una convención internacional de ejecutivos de la bebida.


En 1975 una disposición municipal prohibió los fileteados en las carrocerías y luego cerraron o casi las fábricas de colectivos, el pueblo no tuvo dinero para comprar camiones, y el filete fué desdibujándose en la ciudad. Sólo perduró en la cartelería de bares y almacenes.
No obstante, una generación de artistas pop ya había tomado nota y el fileteado se incorporó a numerosas obras.




El auge actual del tango y quizás también de los tatoo y el body painting, pone ahora en la calle y en los escenarios un fileteado menos rígido y más sensual, un fileteado que se transforma en memoria en movimiento, hecho en el cuerpo. Encarnado.




Artistas populares con sus cuerpos "fileteados"


Filete de Bicentenario.

En un desfile realizado con ocasión del Bicentenario

domingo, 8 de abril de 2012

Mary Arantes diseña emociones, sueños y memorias


Desde hace 30 años la especialidad de Mary Arantes son las joyas y los textiles, los contrastes, los colores, las texturas y el tamaño gigante, los materiales naturales y las técnicas autóctonas. Podría decirse que es una maestra del diseño sustentable y una maravillosa exponente de la moda "antropológica" del Brasil actual .


Con referencia en el arte pop brasilero, su fuerte son los materiales precarios y los desechos que transforma en objetos o joyas con gran sentido poético. Apasionada por el diseño y el arte,  los avezados ojos de los cazadores de talentos rápidamente captaron su personal búsqueda estética. Resultado: Mary pasó de ser conocida en Brasil a ser publicada en Elle, Marie Claire, Vogue y ¡llegó a todas partes!. 

Es que ella es original: nunca fué su interés parecerse a nadie ni seguir estrictamente una moda.  En cada colección se advierte una búsqueda personal íntimamente ligada a las emociones, a los sentimientos, a la memoria y la historia popular. Arantes sabe cómo asociar los sueños con la idiosincracia del lugar para crear alguna cosa bonita y cambiar un poco el mundo.

La artista-empresaria nació en el Valle de Jetiquinhonha, en Río Prado, Brasil.  Su motivación desde niña ha sido “si no puedes tenerlo, hazlo por ti misma”. Luego de años de reflexionar, Mary descubrió que entró a la moda al mudarse a Belo Horizonte a los 12 años, cuando necesitó diferenciarse de las otras niñas por su modo de vestir. Empezó a crear piezas de joyería con objetos cotidianos, con mucha inspiración y cerca de su padre, que era sastre. Con los restos textiles del taller de su papá y la ayuda de su madre, ella confeccionaba prendas que luego vestía. Si compraba zapatillas, las bordaba. Si tenía un collar nuevo, lo desarmaba y le ponía todos los santitos de su comunión.





Parecía extraña pero "estaba creando un estilo propio". Gracias a esas ropas y bijouterías que no existían en el mercado y las amigas le encargaban, fue entrando en el negocio de la moda. Pero luego, mientras estudiaba odontología y crecía el trabajo, requirió la ayuda de su padre y su hermano: los tres compraban materias primas en Río de Janeiro y San Pablo y volvían desde allí en bus a Belo Horizonte cargadísimos mientras recorrían los puntos de venta. Era una locura sin la cual no hubiera podido crecer.
No obstante, cuando se dió cuenta que la vorágine llevaba a que el trabajo fuera siempre lo mismo, optó por lo más difícil: lo hecho a mano, lo complicado, los temas nacionales y levantar banderas que necesitan ser visibilizadas. Por eso ella dice que quien compra sus productos viste "una historia, una emoción".


¿Qué representa para Mary la bijoutería? Un modo de presentarse a los otros, de asumirse, de comunicar, de decir estoy aquí, a la vez que de hablar a través de un objeto e imaginar el trabajo de las personas. Las bijoux se llevan en lugares claves del cuerpo: las orejas,  el cuello, el puño, los dedos, dice Mary.


"Hoy no me importa tanto hace bijoutería sino cómo". "Estoy trabajando para un proyecto llamado Talentos de Brasil", que tiene como objetivo llevar el diseño a comunidades carenciadas. Es allí que uno percibe que se puede cambiar la historia de algunas personas". 
Su marcado interés por lo social hizo que fuera invitada a hacer una colección sobre pájaros del Amazonas. Y resultó que el Amazonas no era lo que ella creía. Allí se enteró que una madre, por no escuchar llorar de hambre a sus hijos, se puso a cazar pájaros para hacer una sopa. Bordar pajaritos para una colección hubiera sido una mentira. Entonces, bordaron en una pieza una pluma con la leyenda "es preciso ser leve" y en otra "mis hijos no conocían el pan, comían pájaros".


De su experiencia de más de 30 años en la moda, Mary rescata permanentemente el valor artesanal del trabajo y la cantidad enorme de manos que hay detrás de cada pieza. Además de autora, maestra y activista en múltiples emprendimientos de carácter social, esta increíble mujer es una gran empresaria. Las más de 900 piezas que incluye su producción son legítimamente brasileras. Sus piezas son realizadas sólo a mano por más de 70 empleados para unos 500 puntos de venta. 


Con orgullo étnico y gran audacia Mary presentó su colección 2012 en Minas Trend Preview