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viernes, 24 de agosto de 2012

Las joyas bere-ber de las virgenes católicas

 
 
El centro de Buenos Aires está plagado de iglesias de todos los credos, pero de todas ellas, las católicas siempre me inquietaron. 
En ellas es usual encontrarse con estatuas cuyos cuerpos martirizados y rostros dolientes generan gran aflicción. Tanta, como para hacerme sospechar que su iconografía tenebrosa es parte de una efectiva "pedagogía" de la culpa para pueblos no lectores.
Así, de iglesia en iglesia y en medio de tanto temor y temblor, comencé a interesarme por algunas vírgenes de pacífico semblante y ricos trajes, damas enjoyadas parecidas a la novia bere-ber que ven acá arriba.

 
 
 
Nuestra Señora de los Desamparados


 
Virgen de las Nieves


Primero fué La Virgen de los Desamparados y Nuestra Señora de La Paz. Luego Nuestra Señora del Carmen. La "vírgen blanca" o Señora de las Nieves también la recuerda bastante, en una versión más afrancesada. Incluso nuestra vernácula Vírgen de Luján.

 
La Virgen de Luján es bastante discreta: lleva un collar mediano y un rosario largo de perlas. Pero por la forma de su traje, la distribución de sus paños y las largas hileras de abalorios, es imposible no relacionarla con las anteriores. Como ellas, también lleva una corona por encima de su velo.  Y... ¡resulta que ese increíble atuendo cargado de joyas viene de España y se llama "traje de Vistas"!
 

A la derecha, la Virgen de los Desamparados, oriunda de Valencia.
Observense los collares que cubren el vestido en todo su largo y el torso en todo su ancho, así como la gran cantidad de dijes que penden de cadenas y pliegues.
 
Mucho es el enorme parecido entre estas vírgenes y este traje, que en rigor es un traje de boda. Aunque más sorprendente aún es la semajanza entre estas joyas y las de las mujeres bere-ber.
Si entrás por aquí, y aquí, verás mucho sobre sus orígenes y significados. Sí, sí, ya sabemos que hubo un tiempo donde en España vivieron los pueblos nómades del Sahara.



 
Novia bere-ber
 
El traje oscuro funciona como el marco adecuado para que la novia luzca esa suerte de "dote ambulante" que ostenta gran riqueza material y cultural. Collares cortos de corales con pequeños elementos de plata lamados manojos y manojitos, collares largos o vueltas: primero media vueltita, luego dos vueltas chicas, después tres medias vueltas, en las que ya se mezclan unas cinco vueltas grandes con trozos de coral con bolas o bollagras y patelas, y los carretes de plata filigranada y sobredorada de las que cuelgan diversos tipos de amuletos.


 
Detalle de los collares con sus bollagras y patelas ( placas que se enhebran entre las bolas), crucifijo, tablillas, medallones, corales, crucifijo y carretes como el que se ve aquí con tres medallitas pendientes de cadenas...
Relicarios, la Santa faz, cruces, águilas bicéfalas, lunas en cuarto creciente, hasta la última vuelta grande, solo formadas por bolas y carretes de las que cuelgan tablillas.
 


Corazón de la novia y dijes en forma de luna creciente.

Entre los dijes más importantes uno representa el corazón de la novia, que se prende sobre el pecho.

Relicario y truchita articulada.


Luego vienen las brazaleras, unas cadenas con dijes en forma de truchas articuladas, castañas, cruces, campanas, evangelios, medallas, sonajeros y etc., etc.,  que se enganchan en las axilas. Por si todo esto fuera poco hay también aros tipo pendientes, rosarios y sortijas de mano.



 
Este pequeño collar bere-ber reúne muchas características que nombramos: grandes bolas en filigrana, pequeños cascabeles y dijes móviles en plata, ramitas de coral.  



 
Joyas de un puesto callejero en el mercado callejero de  Puerta de Mahdia, Tunez.
Es notable el parecido de los collares de perlas con los de las vírgenes, asó como la cantidad de dijes en filigrana que penden de cadenas.  

 
La Medea que interpretó María Callas, con el irresistible traje de Vistas como inspiración.
 
Puesto que nuestras vírgenes protectoras llevan este cuño, ¿quien podría sustraerse a tanto brillo y seducción?¿Y quien no puede rememorar en este traje esta fabulosa novia de Christian Lacroix?


 
 

viernes, 10 de agosto de 2012

De leyenda: las joyas de Eva Perón


Una figura histórica acumula a veces una riqueza simbólica que supera cualquier valor económico: es el caso de Eva Perón. Brilló por su inteligencia, por su carisma y por su obra, y sus joyas son parte del mito que la cultura multiplica sin fin.
De ese gran mito, las joyas de Evita fueron tomando con el tiempo valor simbólico propio, tienen su propia historia, que ahora viene a cuento porque se estrena un film. La coproducción argentino-española ¡Atraco! supone un robo perpetrado por  los seguidores de Eva para recuperar sus joyas como a un tesoro perdido.
No es la primera vez que el mundo del espectáculo se centra en esta carismática mujer al paso del tiempo encendida y agrandada.


El diseñador de joyas Mariano Toledo reeditó este año una colección de 35 joyas (en venta en New York) para el vestuario del musical Evita, protagonizado en Broadway por la argentina Helena Roger y el portorriqueño Ricky Martin.


Otro de sus famosos collares: oro y esmeraldas.

Basado en una investigación de material fotográfico, fílmico y católogos de remates, el orfebre realizó en 2007 una exposición en el Museo Evita, ciudad de Buenos Aires. Porque lo cierto es que las joyas de Evita son un misterio: la intención de Eva era que a su muerte fueran destinadas a los pobres, pero las joyas desaparecieron.
Entonces, como la marea, el mar de los tiempos trae a la orilla cada tanto algún resabio de lo que fuera el gusto y la distinción de aquella mujer extraordinaria.




En la fotografía superior Eva lleva éste collar, uno de los más valiosos que vistió.

Recientemente, el 23 de junio de 2011 y casi dos años de haber sido robadas por un pretendido jeque árabe, su chofer y su guardaespaldas en una joyería de Valencia, la policía italiana recuperó en un lujoso hotel de Milán un conjunto de joyas que incluyen un juego de anillo y pendientes y una tiara que la familia real holandesa había obsequiado a la Primera Dama de Argentina.




Una de los misterios recientemente develados es el de un broche llamado "Bandera" ( foto 1) , que Evita usó entre 1949 y 1951 en numerosas ocasiones, y en la muy especialísima que consagró junto al sufragio femenino (ley impulsada por ella misma) la segunda presidencia de su marido, Juan Domingo Perón.
Es una pequeña bandera argentina realizada en zafiros y diamantes sobre platino encargada personalmente por Evita a los joyeros de Van Cleef & Arpels.
En 1955, con la caída de Perón, el broche fué rematado en el Banco Municipal de Buenos Aires, y reapareció en 1998 en una subasta de Christie´s, New York. Se dice que pertenece al Sultán Brunei.


En 2003 otra subasta de Christie´s puso en escena el famoso collar birmano de rubíes y diamantes preferido por Eva, con el que posó para un retrato con el que la suele honrar su pueblo, y reproducido en una estampilla. El collar es de estilo victoriano, data de 1890 y tiene 11 raros y hermosos rubíes sin tratar, rodeados por diamantes y moldura de oro y plata.


También fue reproducido por Mariano Toledo para el musical "Evita". Abajo, en su factura actual.


Lo cierto es que la leyenda urbana del robo de las joyas está abonada por el misterio de su destino, así como por el valor monetario que se les atribuye proporcionado a la supuesta ambición desmedida su propietaria original.
Uno de sus fantásticos íconos de poder y de las joyas especialmente confeccionadas de la que había otra igual para su marido, es este collar que reproduce el escudo de la República Argentina y los escudos de sus provincias.

Contiene 735 esmeraldas, rubíes y brillantes engarzados en oro y platino.



Un típico "invento" de los años ´40: este collar de tres vueltas podía desmontarse, y transformarse en un  broche, una pulsera y un collar. Eva lo usó en todas sus formas muchísimas veces.

No puede negarse que Eva era muy coqueta y fué un ícono fashion en estas tierras casi vírgenes de fashionismo, quizás una de las pocas mujeres capaz de hacerse "copiar" los diseños franceses y llevar naturalmente como signo de elegancia la moda europea. Pero el valor agregado de sus joyas está en la leyenda (o tragedia) que portan y en la gran personalidad de su propietaria, quien solía repetir, pese a sus lujos y como ejemplo del poder transformador del encuentro de las voluntades con la política, que ella no era más que una humilde mujer.



viernes, 13 de julio de 2012

Para contribuir a una tendencia "punk- latina"


Las calaveras de los punks se han vuelto tendencia y sobreabundan en la bijoutería y en la joyeríía actuales.
Pero en América, una ancestral tradición dota a las calaveras de una estética muy particular, herencia de las culturas precolombinas.
Mictecacihuatl, en náhuatl "Señora de la muerte", es conocida como la "Dama de la Muerte" ya que murió al nacer.  Vigilaba los huesos de los muertos y presidía las ceremonias aztecas en honor de los muertos.


Mictlantecuhtli, también llamado Popocatzin, del "popo" humo, era el dios de las sombras. Con su esposa Mictecacíhuatl, regía el mundo subterráneo o reino de Mictlán y ejercía su soberanía sobre las almas de los muertos. Se le representa como un esqueleto humano con una calavera con muchos dientes. Asociado con las arañas, los murciélagos y los búhos, al ser dibujado se representaba con cabello negro y con ojos estelares o estrellas.
Las calaveras de azúcar son la golosina icónica de la festividad de San La Muerte

Con la imposición del cristianismo, estos dioses evolucionaron hasta el Día de Muertos contemporáneo. De ellos deriva la imagen de La Catrina, señora de la muerte en México.
Creemos que es una calavera alegre y tropicosa, ideal para contribuir a una tendencia "punk-latina".



Un graffity callejero, que reproduce con la estética popular de San La Muerte personajes de cómics.

miércoles, 6 de junio de 2012

Genio y figura, Frida enjoyada


Acostumbraba llevar las manos cargadas de anillos. Jamás olvidaba sus pendientes.
Para esta mujer de alto perfil  las joyas fueron tan fundamentales como el tocado y sus vestidos de oaxaqueña.


Frida Kalho era nieta de un joyero alemán y usó adornos europeos y autóctonos con la misma pasión y cuidado: sus cadenas, sus medallones, sus rústicos collares precolombinos en piedras semipreciosas, hueso o lava, así como las perlas, sus tocados con ristras de lustrosas cuentas...


Este era uno de los collares preferidos de Frida, de jade verde y origen precolombino. Además de su raro tocado simétrico, suma aros, anillo y reloj.


Un collar de similar factura y en piedras rosa, actualmente propiedad de una coleccionista.



Collar y aros de factura precolombina



collar de trozos de nácar



Un larguísimo collar de mostacillas tejidas como flores



En otro estilo: unas cuantas vueltas de cadenas al cuello con un pendiente que apunta hacia el centro del pecho y grandes argollas en las orejas que enmarcan su rostro descubierto: Frida componía su atuendo como a un cuadro. 


Otro ejemplo de las composiciones de Frida es esta fotografía tan conocida... ¡Pero vean la gracia con que acomodaba el medallón de esta gruesa cadena! Vista de frente, con ella remarca la simetría de los bordados de su blusa y de la caída del rebozo, así como de su peinado partido al medio.
Y ahora abajo, unas maravillosas fotos del alemán Fritz Henle, quien la retratara en muchísimas oportunidades de su vida cotidiana.


Frida durante un paseo en Xochimilco (miren esos pendientes con animalitos!)


pulseras, pendientes y ... ¡cervatillo!


...otros de los muchos pendientes de Frida...



¡y estos! dos manitos pequeñas esculturas que le regaló Pablo Picasso, hechas por él y que eran de los preferidos por Frida.

domingo, 3 de junio de 2012

De las pashminas al rebozo hay apenas un siglo



Aquí los llamamos mantas, chales, y pashminas en los años de auge importador. Pero su costumbre asienta sobre una manufactura textil que usaron las mujeres en toda Latinoamérica, y que aún sigue usandose.
En el Río de La Plata fue abrigo para las mujeres pobres, pero a lo largo de la Cordillera fué prenda de elegancia y sensualidad femenina: se lo conoce como rebozo. La palabra no aparece en la lengua española hasta 1582.


Rebozo significa cubrir, rodear, ocultar, secreto, recato... Desde el autóctono telar de cintura hasta el sentido que esta prenda adquiere según la educación y personalidad de la mujer que la lleve, su urdimbre y trama no sólo son las del entralazado de los hilos y el movimiento de las tejedoras, sino las del mestizaje cultural con los españoles. Y se traduce claramente en la forma de envolver con él el cuerpo y en la forma de moverse que acompaña.


Pintura mexicana que nos muestra una típica belleza criolla, con un rebozo que se desliza sensualmente de la espalda, y la "balaca" de trenzas cruzadas sobre las sienes.
México tiene una larga tradición en rebozos: su tejido es una industria indisoluble de su cultura y hay quienes los coleccionan, ya que su color, técnica de teñido, entretejido de los hilos y flecos dependen de la etnia que los confecciona. Los hay de muchos tipos, y una variedad notable de efectos, desde lo más sencillo hasta lo extraordinariamente elaborado.

Antigua fotografía de una mexicana con new-look a lo Christian Dior y rebozo.

Frida Kahlo era una maestra en el arte de llevar con seducción el rebozo.
Esta pieza rectangular de hasta tres metros de largo, no importa si de algodón, lana, seda o articela, forma parte de la vida de las mujeres: en él se acurrucan cuando sueñan, él sustituye el velo de la novia, él sujeta el bebé y lo abriga contra el cuerpo de su madre, y él es arma de coqueteo y seducción que no ofende la "decencia".



El bebé de Dolores Fonzi y Gael García Bernal
sujetado por adelante con el rebozo.


Esta mochila reinterpreta en clave contemporánea el modo de llevar la carga
atada a la espalda con un rebozo.

En la campaña publicitaria, Calvin Klein destaca un awayo boliviano sobre una sencilla blusa y un jean. El awayo es una prenda de lana que en el norte argentino a menudo sustituyó y tuvo exactamente los mismos usos que el rebozo, aunque su forma es menos alargada y no es de una pieza, sino dos unidas por un borde.
Sobre un jean, tradicional rebozo de la etnia Zotzil, Chiapas, actualizado
con un ancho ribete de cuero a modo de solapa.