viernes, 19 de agosto de 2011

La atípica joyería de Elsa Schiaparelli

La icónica langosta rosa shocking de Schiaparelli fué también un broche.

Para Elsa Schiaparelli, la diseñadora italofrancesa que fue capaz de instalarse exitosamente en esa doble tensión donde la alta costura es arte y el arte moda, forma, color y materiales fueron un campo privilegiado de su acción y su provocación.
Vanguardista, refinada y extravagante, sus joyas llevaron tanto como sus vestidos y accesorios su marca surrealista: utilizó en ellas colores infrecuentes y contrastantes, materiales atípicos, abundancia de texturas y motivos inusuales que rápidamente se convertían en insignias.Feos insectos, vegetales, elementos circenses y musicales son la mayor parte de esta producción.




Hoy mismo este increíble collier de 1939 podría causar furor. Es uno de sus más macabros y representativos diseños, realizado en un material nuevo, Rhodoid, creando la ilusión de insectos atrapados. Los colores brillantes y su estilo lúdico atemperan.el impacto.


Por si todo esto fuera poco, estos diseños formaron además parte de las estrategias de supervivencia de su empresa de alta costura, permanentemente asediada por los problemas económicos entre guerras. En efecto, la mayoría de las joyas datan de alrededor de 1950, cuando ya había reducido notablemente sus talleres que en 1932 habían llegado a tener cuatrocientas obreras distribuidas en ocho lugares y que ahora, ocupación alemana de Paris mediante, se hallaban exangües.
Elsa Schiaparelli defendió el trabajo de sus empleados con tezón y mucha inventiva, y para esto se volcó cada vez más a la venta de accesorios y a un sistema de licencias vendidas a los fabricantes de Estados Unidos, hasta que no pudo más y quebró.Corría 1954.


De su vastísima creación quedan unos sesenta vestidos y accesorios que ella misma, visionaria como siempre lo fué, preservó donandolos al Museo de Arte de Filadelfia.



Original broche con la esperable mezcla de materiales (strass y baquelita)  en brillantes colores Schiaparelli


La joyería de Schiaparelli utilizó magníficas fornituras de oro ruso. Esta pulsera es una malla con engarces en cristales azules y verdes, una de las combinaciones que Elsa utilizó más frecuentemente en sus joyas.  

 

   Detalle de la fornitura central de la pulsera con engarce de cristales y vidrios.


Otro raro collar de oro y cabouchones de cristal en vibrantes colores.

 


Otro original broche en forma de llave, realizado en marquesas de cristal texturado llamado lava volcánica color celeste y cristales en tonos pasteles.  

 

Una cadena de strass con "lava volcánica" de formas irregulares y marquís en una escala cromática
bastante inusual.

 

El mismo collar, en otra gama de colores que Schiap, como la llamaban sus amidos surrealistas, gustaba.

Podría decirse que mucha de su producción fueron conjuntos de collar y clips o de brazalete y clips.
los collares llegaron a ser de intrincados y muy balanceados diseños. Este de aquí abajo, se compone de cinco eslabones formados por estilazadas letras S enfrentadas, formando bandas cuya cara interna esta recamada en cristales.




Los clips permiten observar con mayor detalle su exquisita factura.

 
Schlumberger fué uno de los joyeros que trabajó con la diseñadora. He aquí una piezas hechas por él para la firma Schiaparelli. 

Otra vez la "piedra volcánica" en violeta y rosa, "rellenando" los eslabones de una cadena de oro, como muestra el detalle de la fotografía siguiente.




Esta técnica de "relleno",  pero sobre placas en las que se insertan piedras fue bastante usada por Elsa. Aquí, en otra de sus combinaciones predilectas: oro y rojo rubí.

 

Detalle del diseño anterior, esta vez en una pieza con tonos azulados.

 

Un collar con borlas de cadenas de oro que penden de piedras violetas. Entre medio, unos eslabones que escapan absolutamente a la obviedad.


Gris, rubí, negro y blanco para este collar donde los cristales nunca se disponen en forma simétrica. 

 

Un osado collar de magnífica fatura: cada par de hojas forma un eslabón que se une al siguiente par.

 

Precioso lazo que forma un pendiente de cadenas y strass


Sutil y elaborada pulsera de perlas falsas.

 

Un bib que combina perlas con cristales, otra de las mezclas preferidas de Schiap.

 

Una pulsera que presenta de nuevo perlas y cristales en su inusual azul.
Por último, y para cumplir con ese dicho que dice que para muestra basta un botón, un fabuloso broche con borla final, en celeste, rosa shocking y cristales aurora boreal, a juego con los clips.

¿No es una joyería atrevida y genial?

martes, 16 de agosto de 2011

¡Tu bijou tiene múltiples personalidades! Descubrelas.


¿Te resignarás a usar de vez en cuando esos aros que tanto te gustan?
La bijoutería fina tiene gran calidad, y por eso mismo una duración prolongada y una belleza que no tenés porqué desperdiciar.
Mirá a las estrellas en la "alfombra roja": el público desea verlas siempre y a ellas no les gusta llevar lo del año anterior. Conclusión: para llamar la atención y renovarse reciclan permanentemente su joyas e iluminan así su rostro, sus ojos, sus pómulos, su peinado, sus manos, su torso...!


Un par de clips para las orejas pueden adornar unos breteles, aquellas solapas, la capellada de unas balerinas o la tira del tobillo en unos stilettos, el peinado, la vincha, el sombrero.
Un buen estilista puede incluir un collar en un peinado alto y "vestir" así una espalda escotada.
¿El collar largo de perlas es ese cinturón que adorna el clásico vestidito negro? No, ¡no! ¡Es la pulsera gruesa y enredada que destaca ese brazo desnudo, o la agarradera de una carterita para una próxima fiesta!
¡No descartes nada!


Ese broche antiguo sobre la tapa de un bolsito que ya no se usa por pequeño, puede transformarlo en una elegantísima cartera-bijou. Y enganchado en una cadena, puede ser una inesperada gargantilla llena de romanticismo y destellos de luz.
Divertite con tu bijoutería: ¡una buena pieza más una buena idea renuevan tu look sin aumentar el gasto!

jueves, 11 de agosto de 2011

Si no puedes ser elegante... sé al menos extravagante!

 


Extravagante significa vagar, andar sin rumbo fijo, errar no por equivocarse sino por desatino. Extraordinario e irracional a la vez, lo extravagante habita el mundo como un elefante que anda graciosamente por los bordes de lo excesivo, de lo absurdo, de lo irregular y retorcido... justo antes de caerse del sentido.
Casi al mismo tiempo en que Valentino afirmaba que "el negocio de la moda es enemigo de la industria", Moschino decía "si no puedes ser elegante sé al menos extravagante". La frase sintetizaba el problema que acosa al diseñador: crear, competir y ganarle al negocio de la moda ya no desde la alta costura (imposible a escalas populares) sino desde una anti-moda.


"Stop the fashion system", otra frase célebre de Moschino, funcionó como un manifiesto por la espontaneidad y por el riesgo, como una invitación a abandonar los convencionalismos para deambular por el diseño sin rumbo fijo. Moschino intuyó que ese era el abismo de una moda demasiado remanida y que hacia allí había que rumbear para investigar; lo experimentó y fue un maestro de lo provocador y lo divertido sin vulgaridad. Pero murió en 1994.


Hoy lo extravagante es moda, pero una moda que no ocupa las pasarelas. Es una moda difusa, heterogénea y subversiva. Las mezclas, las distorsiones, las desproporciones, lo que está sucio, viejo, roto o remendado, lo antiguo que adquiere un uso totalmente nuevo... la moda hoy es ese nuevo orden donde nada quede en su lugar.
Se acabaron los estilos puros, los "juegos" de varias piezas acordes en detalles y color, los materiales "nobles", las piezas auténticas, las falsas y las denigradas imitaciones... las diferencias sexuales, las ropas privativas de determinadas actividades, las prendas "de vestir" y "de entrecasa", las divisiones rígidas y los casilleros siempre llenos a la misma hora, con la misma cosa, en el mismo lugar. Y no es la pasarela sino la calle esa vidriera que mejor "desnuda" este nuevo modo de "vestir" creativo y recreativo.
La bijou va por la misma senda: nada está proscripto, solo lo que ya es seguro.


Y toda esa extravagancia que nos maravilla cae perfectamente ahora.
Porque en tiempos de crisis, la extravagancia es una toma de posición sin dependencia del sentido común, tu envoltorio corporal es tu forma declarativa personal. Que no es frivolidad, sino política; no es varieté, sino arte; no es superficie, sino profundidad que declama, declara, empodera, refugia, convierte, habilita y sublima. La extravagancia nunca es absurda porque expresa tu pequeña o grande, inofensiva u ofensiva, divertida o aburrida y aliviante libertad.