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viernes, 13 de julio de 2012

Para contribuir a una tendencia "punk- latina"


Las calaveras de los punks se han vuelto tendencia y sobreabundan en la bijoutería y en la joyeríía actuales.
Pero en América, una ancestral tradición dota a las calaveras de una estética muy particular, herencia de las culturas precolombinas.
Mictecacihuatl, en náhuatl "Señora de la muerte", es conocida como la "Dama de la Muerte" ya que murió al nacer.  Vigilaba los huesos de los muertos y presidía las ceremonias aztecas en honor de los muertos.


Mictlantecuhtli, también llamado Popocatzin, del "popo" humo, era el dios de las sombras. Con su esposa Mictecacíhuatl, regía el mundo subterráneo o reino de Mictlán y ejercía su soberanía sobre las almas de los muertos. Se le representa como un esqueleto humano con una calavera con muchos dientes. Asociado con las arañas, los murciélagos y los búhos, al ser dibujado se representaba con cabello negro y con ojos estelares o estrellas.
Las calaveras de azúcar son la golosina icónica de la festividad de San La Muerte

Con la imposición del cristianismo, estos dioses evolucionaron hasta el Día de Muertos contemporáneo. De ellos deriva la imagen de La Catrina, señora de la muerte en México.
Creemos que es una calavera alegre y tropicosa, ideal para contribuir a una tendencia "punk-latina".



Un graffity callejero, que reproduce con la estética popular de San La Muerte personajes de cómics.

jueves, 5 de julio de 2012

Un collar que capture los soles de invierno



Aunque haga frío, antes de ponerte el sacón no olvides tus bijoux. 
La joyería no está reñida con las bajas temperaturas, sino todo lo contrario: estar envuelta en metros de tela es un motivo fuerte para resplandecer con la luz, textura y color de las bijoux.
Un buen collar colocado a tiempo puede unificar las piezas de un audaz equipo, darle alto vuelo al equipo más simple y transformar la sencillez de tus prendas casuales en un estudiado outfit.
¡Combiná tus bijoux sin restricción!

 

Este collar "reúne" los colores contrastantes como una exótica e interesante combinación



Un collar-babero verde esmeralda con camafeo central corta el negro del vestido y engama con los cuadros color petróleo.


Audacia sobre el cuello del tailleur en estridente espigado: asoma un frondoso collar de varias vueltas y colores, con ostentosas flores escarchadas. 



 Otoñales colores, dibujos y alegre collar con hojitas en los tonos del chaleco estilo inglés.



No olvides que un collar sobre tu sweter ilumina tus básicos con nuevo glamour. 


Un interesante pendiente puede ser la clave de tu sofisticación.




Estampados geométricos dejan de ser casuales con accesorios que dan glamour.

  

Tu trench se destaca con un buen collar que haga contraste.




Dos vueltas de turquesas cierran este chanelísimo tailleur de Oscar de la Renta.




jueves, 14 de junio de 2012

La ruta de la moda "étnica"


Seguimos recorriendo entusiasmadas la ruta de las bijoux exóticas, que nos llevó hacia lo autóctono y desde allí a lo llamado (con dudoso respeto) "étnico" por Occidente.
Hay nexos entre el exotismo de principios del siglo XX, la moda étnica de los ´70s y la de la posmodernidad, en un devenir que tiene (no era para menos) expresión también en las bijoux. La industria del espectáculo y la moda del multiculturalismo parece reeditar, con íconos parecidos, esa inocente visión de lo otro romantizada en el refinamiento new age.

Dos dragones enfrentados en esta pulsera de Cartier, 1929


Durante los últimos años del siglo XIX los salones burgueses europeos se habían poblado de imágenes exóticas: escenas chinas, turcos con mirada húmeda, odaliscas y sultanes, marfiles, máscaras, mascarones de proa y todo tipo de representaciones y objetos curiosos traídos de sus colonias extracontinentales.


Mata-Hari con un estilizado atuendo egipcio

Aquello que todavía no se llamaba moda era delirante, inconciente de sus mistificaciones y fetichista en su extravagancia. En los ojos del mundo, capturados por el cine y la puesta en escena del gran Poiret, se instala esa especie de "look at me" necesario para que la moda exista.
Los locos años y el art-decó lo exprimieron al máximo, y luego las guerras se ocuparon de que lo exótico aparezca como ostentoso y quede oculto por su propia sombra.
Esmalte rojo y brillantes en este pendiente de Trifari, un árbol florecido muy oriental.
Pero el resurgimiento del estado de bienestar durante los ´60s trajo, junto con la exploración intensa de la subjetividad y los fumitos de yuyos full-power, el gusto por los lugares mágicos e inolvidables. Conclusión: desde América hasta Tokio todos los caminos condujeron a Katmandú y sus alrededores. ¡Tanto que podría decirse que la moda hippie es una mezcla de jean y ropas típicas de la India! Cosas de la inevitable hibridación cultural que la globalización acelera.


Muchacha meditando en el campamento de un recital de rock de aquellos años



Una joya "maya" de los ´60s diseño de Lawrence Vrba para la gran empresa Castlecliff.
¡Y cierto que es muy bonita!

Asistimos a una reciente y feliz versión de "imperialismo express": la fusión Oriente-Occidente se reivindica en el carácter religioso de la naturaleza, en el estudio de las simbologías esotéricas y en rituales iniciáticos para todas las esferas de la vida: cuerpo, memoria, sexo y espíritu, y aún vida extraterrestre. ¡Las artes locales quedan expuestas como íconos al turismo, el espectáculo y la moda!


De las chucherías prehispánicas y los ponchos de nylon regresamos por vía directa al exotismo de Poiret. Y a la moda actual, tolerante con las diferencias como consecuencia necesaria del canibalismo capitalista (que excusa al otro folclórico si está privado de su sustancia).


Múltiples influencias culturales se expresan en collares como éste, de Milene Rust

Si no pone en cuestión la economía de mercado, la belleza de lo étnico sale de las callejas y ferias populares, sube a las pasarelas y a los cuerpos más cotizados para celebrar el mestizaje y la diversidad. ¡Ojalá la curiosidad y la admiración de tanta maravilla sirvan para que esta mirada amigable se extienda hacia otros campos de la diferencia!







Creaciones de la afroinglesa Anita Quansah


¡Y el hibridísimo, globalísimo y vintagísimo gipsy-look, que rejunta todo sin hacerle asco a nada!


viernes, 1 de junio de 2012

Exóticos eran los "bandore" de Sylvia Hobé.


Hacia 1920, William Hobé, hijo de un orfebre francés, vende accesorios teatrales en New York. Corre 1927  cuando funda Hobé Cie Limited en dicha ciudad. El y su hermano crean las joyas y accesorios, incluso botones que comercializan.
A partir de 1930 la compañía provee a las tiendas de departamentos cada vez más populares en Estados Unidos y a boutiques. Su década más brillante fue de 1950 a 1960, diseñando para actrices de Hollywood y de Broadway que además participan en sus campañas publicitarias bajo el slogan " Jewels of Legendary Splendor".



La compañía Hobé cerró recién en 1995. El secreto de su larga historia fue su adaptabilidad y la variedad de productos que ofreció, desde joyas hasta finísimas bijoux siguiendo los caprichos de la moda.
El asunto es que uno de esos "caprichos" fueron los temas orientales, que invadieron la década del cincuenta cuando Estados Unidos afirma su supremacía mediante una visión romántica de lo otro, extraño o extranjero, revisitando el exotismo de los orígenes del cine. Con tono oriental, el nuevo imperio reproduce y comercializa los más ingenuos restos del desmembramiento de las colonias europeas.
Dentro de la producción Hobé, es absolutamente rara la única serie firmada por Sylvia, esposa de William, compuesta por veinte figuras, cabezas y cuerpos a imitación de las tallas tibetanas conocidas como "bandore". En ellos, madera, marfil, esmaltes de vidrio y plástico se adaptan para lograr esa opulencia exótica y evanescente de los antiguos y diezmados imperios.




 
Los diseños patentados por Sylvia Hobé...



... y algunas de sus exóticas joyas.




sábado, 19 de mayo de 2012

El étnico barroco de las bijoux de Ayala Bar



Esta diseñadora israelí se las arregló para enamorar con lo que encontró por allí: aleaciones de metal desconocidas para la bijoutería (¿restos de pertrechos de guerra?), resinas, retazos textiles, piedras, cristales, mostacillas, cuerdas y cintas...



La lista de materiales es heterogénea, y su inventiva también: tiene mucho de barroco y mucho de étnico -el oriente medio se nota en el gusto por la ornamentación recargada y la manufactura detallista-, tiene algo de hippie en el uso de materiales populares y ecofriendlies y también es posmoderna en la superposición de técnicas y formas.
Para sorprenderte con tus propios ojos, pasá por esta pequeña muestra y mirá:







                                                       








 


  







 
Árriesgada la muchacha, pero una maestra de las combinaciones. Y como decía mi abuela: ¡el que no arriesga, no gana!








miércoles, 16 de mayo de 2012

Tango: poco aderezo y mucho estilo



La enorme ola migratoria que entre fines del 1800 y principios de 1900 casi cuadruplicó la población de Argentina, resultó en un producto formidable de la fusión cultural: el tango.
Música para llorar, para añorar, para desear y para bailar, el tango nació como expresión popular y callejera de la nostalgia por lo querido.  Empezó a bailarse entre hombres y en ropas de trabajo o urbanas. Pero su alto contenido pasional y erótico era intolerable para la "gente decente", y el nuevo baile se refugió en el burdel. Desde allí se fortaleció e hizo masivo invadiendo finalmente los salones más finos.
Medias de red, escotes, tajos, falsos brillantes y collares de perro eran vestidos de cabaret, no de tango. Más que el impacto de maquilajes y aderezos, su tono íntimo, sensual y sublime es su costado glamoroso, concentrado en esos dos cuerpos que se enlazan y forman figuras como si fueran uno solo.
las siguientes fotografías nos muestran la vertiente femenina del tango fuera del burdel.


Azucena Maizani, una de las primeras mujeres que cantó tango identificada sin disimulo con las típicas ropas masculinas de los "tangueros" originales.


Una escena de la película "Cuesta abajo", donde se ve a la pareja de baile del cantante Carlos Gardel, con un elegante y discreto vestido de calle.




Dos fotografías casi calcadas deTita Merello, la cantante de los "bajos fondos" que más películas filmó, con una imagen mucho más  cinematográfica y aderezos ad-hoc. 

Y algunas fotos de famosas cantoras contemporáneas del tango con distintos estilos y marca tanguera: la pasión desatada en los gestos, la urbanidad de los atuendos y un estilo masculino que contrasta con la femineidad de las protagonistas.


Amelita Baltar, cantante contemporáneas, sin aderezos y envuelta en un sencillo chal.


Amelita, al aire libre cantando en el barrio donde el tango nació: el puerto de La Boca 


Amelita Baltar, en las escaleras del afrancesado barrio de La Recoleta.


Carismática y elegante: Susana Rinaldi viste siempre ropas urbanas.


Adriana Varela es la más contemporánea. la vemos aquí con look urbano, un femenino-masculino cargado de seducción y mucho de rock, música que en Buenos Aires contaminó al tango, tanto como nuestro rock es tanguero.




¡la morocha es linda!

En síntesis y a juzgar por las fotografías, el tango lleva pocos aderezos y mucho estilo.
¿No lo creen así?