martes, 11 de septiembre de 2012

Joyas de una primavera oriental




La sutileza de Oriente es proverbial. Gran parte de esa sutileza tiene su punto de apoyo en el concepto de vacío. Los nudos chinos, por ejemplo, son una de sus materializaciones.
Aude Tahon realizó con esos nudos etéreas joyas de naturaleza vegetal que quitan la respiración. En ellas combina lazos y lazadas de la cultura tradicional coreana, llamados "maedup", que forman delicadísimos encajes, cuyos juegos de luz y sombra producen flores de poesía eterna y efímeras formas.
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

 
 


Estas joyas hechas con maravillosas fibras de algodón teñido de diversos colores han sido presentadas en el 2010 en Francia en "Ultradentelle" (ultraencaje).
 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Accesorios anticlima: hoy, el abanico recuperado




Por aquí el calor ya amenaza. En otras partes, ni hablar. Y aunque existan los acondicionadores de aire, refrigeradores, edificios y automóviles climatizados, cuando andamos de a pie la temperatura aprieta. Así que las chicas identichic nos exprimimos en cerebro y descubrimos tooooda una gama de accesorios anticlima. Entonces, hoy, el abanico.

 
Un abanico que se abriera en 360 grados pertenecía a la nobleza china.


Lo inventaron en China, pero la Europa romántica los adoptó y desde allí invadieron América. No era algo difícil: pocos accesorios femeninos son tan utilitarios y a la vez suntuarios, objetos de arte, portadores de significados ideológicos y elementos de comunicación como el abanico.



Abanico rioplatense con elemento conmemorativo de un triunfo militar
(el personaje central parece Napoleón).
 
 
 
En tiempos de la colonia, el vestuario femenino de estas tierras lejanas a Europa seguía siendo tan austero como siempre. Pero los objetos que no ocupaban demasiado lugar en los baúles y que servían como obsequio, llegaban y se difundían rápidamente. La moda del abanico en el Río de La Plata, alimentada desde la España del 1800 tomó auge y rápidamente se convirtió en prenda de distinción.



En su origen sus "países" fueron de seda pintada sobre varillas de bambú, con poesías o dibujos cuya importancia los convirtió en una expresión artística extraordinaria.


Escena de gorriones sobre hojas de bambú.
 

Pero a la colonia llegaron los de la España isabelina, ya de papel, con escenas naturales y de amor cortés en anverso y reverso.
Esas pinturas requerían tanto esmero que muchas veces la escena central pertenecía a un artista, mientras el resto era "rellenado" por otro. Además, el armado debía ser muy cuidadoso, porque los pliegues provocados por el envarillado no debían caer justo sobre los rostros u otros pequeños detalles de importancia.


 

La industria inglesa contribuyó a su popularidad al hacerlos impresos. Entonces, los abanicos se prestaron a la propaganda, sea para confesar públicamente adhesión política,  una idea, o como objeto de conmemoración.



Un abanico de papel impreso que muestra al ejército del General San Martín y su increíble gesta del cruce a caballo de la cordillera de Los Andes.


Sólo continuaron realizándose a mano aquellos encargados para una ocasión excepcional, por ejemplo una boda. Pero la costumbre se afianzó, ya su función social en un medio donde la mujer estaba muy reprimida fué imprescindible.
Con el cuerpo enteramente envuelto, el rostro velado y sin poder mostrar casi nada, los gestos, el modo de ocultarse y todo un lenguaje  de galanteo desarrollado con ayuda del abanico, los encuentros amorosos fueron posibles a distancia.


Moderno abanico que lleva en su "país", explicado, su lenguaje.
 

De esos antiguos abanicos la historia del Río de La Plata ha rescatado algunos. He aquí estos de Manuelita Rosas, hija amada del adinerado exportador de ganado, caudillo y Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en 1850.



 
 
En este abanico vemos la imagen de su padre, Don Juan manuel de Rosas.

 
Hoy no tenemos porqué padecer represiones, apenas calor, al que pondremos buena onda y estilo recuperando nuestros accesibles abanicos. Combinalos con tu outfit y la bijoux.

 
 
¡Oh glamour!

 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Fulco di Verdura y las joyas Chanel


La "buena estrella" que tuvieron las falsas joyas de Chanel es sabida: gracias a ellas Cocó se convirtió enla primera gran fabricante, casi la inventora de la bijouterie. Lo no tan conocido es que su éxito llegó de la mano de Fulco Santoestéfano Della Cerna, llamado Conde di Verdura, un talentoso aristócrata siciliano e inconformista. Él resultó luego inspiración para joyeros como Jean Schulumberger, David Webb, Kenneth Jay Lane, Angela Cummings, Paloma Picasso... Pero vayamos a la historia:
Fulco conoció a Cocó Chanel en Venecia, en 1925, en casa de sus amigos Cole y Linda Porter. En 1927 se inició en el taller parisino de textiles de Cocó, hasta que ella le descubre su talento para las joyas.

 
Aros de oro y sándalo

Durante los ocho años en que Fulco estuvo a cargo del departamento de joyas de Casa Chanel, rediseñó y actualizó la colección de perlas de Coco, obsequio del Duque de Wentminster y del Conde Romanov y creó algunos de los íconos de estilo más famosos de la Casa Chanel.



Muchas de esas perlas, mezcladas con torzadas de oro y el color de las piedras preciosas y semipreciosas para sustituir los costosos diamantes, terminaron en un gran invento de Fulco: unos brazaletes muy anchos, ajustados a la muñeca pero abiertos en la parte posterior y al frente adornados con la Cruz de Malta, llamados "cuff".



 
 
 
La Cruz de Malta -de ocho puntas- realizada en piedras de colores y perlas de formas irregulares, fué el motivo insignia de estos brazaletes y numerosos broches que Fulco realizara para Chanel.

Suyos también fueron los grandes aretes de perlas rodeados de trenzas de metal dorado. El fué el hacedor del mítico motivo Chanel de la soga, y de las enrejillados de metal.


 
 
 

Pulsera realizada con un  "enrejillado de sogas"
 

Cuando Fulco conoce al Barón Nicolás de Gunzburg emigra a Norteamérica, en 1934.
El Barón se convierte en editor de las revistas Harper´s Bazaar, Vogue y Town & Country, poniendo las joyas de Verdura en las portadas. Fulco comienza a trabajar para Paul Flato hasta que en 1939 abre su propia joyería, donde hace trabajos por encargo, muchísimos de ellos para las actrices del floreciente Hollywood, abriendose un camino de gran éxito y reconocimiento.


 


Más sobre este genial joyero: aquí