viernes, 16 de marzo de 2012

Y la elegancia está en el cuello


Estaba previsto un post sobre aros pegados, pero en el transcurso descubrí que todo es cuestión de proporciones: tu imagen también. Y allí está como sin importancia, desmerecida, esa pequeña porción de nuestro cuerpo a la que no damos la atención que debiéramos y que ahora con los primeros fríos cubriremos sin esmero: nuestro cuello. ¿Es que casi no se vé? Sí, sí, sí.
Ese casi es lo único cierto de la frase. Casi no se vé si esta todo en escala. ¡Pero qué aire, qué levedad y orgullo le da a tu expresión, cómo suspende tu cabeza por sobre las otras dando a tu andar una plasticidad impensada, cómo llama la atención tu porte aligerado de gacela africana deslizándose entre la multitud!
¡No exagero! Mirá, por ejemplo, fotografías de Audrey Hepburn, o de María Callas, o algunas que te voy a ir mostrando aquí, donde los aretes, collares, aderezos compensan hábilmente cuellos de distintos formatos.


Un cuello normal no es muy ancho ni muy delgado, ni muy largo, ni hace aparecer a tu cabeza conectada directamente con tu pecho. Llevá el escote, los aros, la pashimina o el collar que quieras, pero no subestimes ese casi que no se ve!. En la foto ves cómo los pendientes a la vista junto con el cabello largo y llevado hacia atrás alargan el rostro, a la vez que el escote enmarca sin "ahorcar".


Un caso similar, donde el color del collar y del broche, recuerda el de los ojos destacándolo y "alargando" el rostro hasta la base del cuello.


A ver, aver ¿Qué tenemos por aquí? Una irreprochable novia de cuello ancho. Pero su escote "palabra de honor", su peinado alto y sus largos pendientes, componen hábilmente una nueva proporción mucho más estilizada.


Con el "cuello de tortuga" de este sweter, la modelo no se vería tan grácil de no haber recogido sus cabellos y "pegado" los aros a sus orejas. Pero así esta estupenda. Los labios bien visibles ayudan mucho a despegar el mentón del cuello y dar mayor independencia a la cabeza.


Aunque la modelo tiene un largo cuello, éste es un buen truco para los cuellos cortos o anchos, sobre todo en invierno, cuando la ropa se sube hacia la cabeza. El collar está por debajo del moño que forma el cuello de la blusa, de modo que alarga visualmente el espacio entre la cabeza y el tórax, a la vez que ilumina el rostro. Esa "iluminación", de la que tanto oímos hablar, es necesaria para dar levedad a la cabeza. Completan pequeños aros tipo clip y cabello llevado hacia arriba. ¿Imaginás un arreglo así con el cabello suelto? La zona del cuello estaría congestionada y sin espacio para que se destaque nada.

Cabello corto y llamativos pendientes de brillantes. Unos aros pegados huebieran alejado demasiado la cabeza del cuerpo.


Los aros gigantes amarillos dan a este delgado rostro una anchura que "adelgaza" el cuello, aunque también salva su aceptable largo.

Cuello largo y delgado, cortado y alargado por el outfit con gargantilla y los breteles negros que forman un vértice hacia abajo. ¡Maestra!



¿Un cuello muy ancho para esta cara? No sé. Los largos pendientes rojos, que apuntan al broche, adelgazan notablemente este cuello y hacen que los hombros se "acerquen" entre sí.

  

Una melenita que "libera" la zona es un gran recurso para esos momentos donde  hay que abrigarse y el clima hace necesario no exponer tanto el cuello.



 Una pashmina flojamente arrollada, contiene cuello y cabeza, estilizándolos. ¡Y otra vez el cabello recogido!


¿hace frío y te pusiste todo? ¡No importa! Un extremo del echarpe apuntando hacia abajo resuelve bastante, y sino no alcanzara porque mucho no se ve, quedan esas dos trencitas que socorren con dos verticales.


Era un cuello largo. Si lo cubrimos de este modo, varias horizontales lo acortan. Las puntas del cuello del saco compensan y "alargan".



¿Tu cuello está bien proporcionado y lo permite todo? Mostralo mucho pero no sobrecargues. Según se ve, no queda tan bien. Porque en tu imagen, como en la vida o en el amor, ¡todo es cuestión de medida!

martes, 13 de marzo de 2012

El vestidor de Eva Perón o un uso político de la imagen femenina

¡Hola! Ya estoy casi bien y pensando distraída, cuando la detective fashionista encontró esta noticia que no queremos pasar por alto: el jueves 14 de marzo, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, reabren la habitación que entre 1946 y 1952 fuera ambientada para Evita como su vestidor ( un homenaje por el Día de la Mujer).


 No es necesario decir quien fué ella.  Nada aminora la importancia de su figura de mujer capaz de emerger desde las capas más profundas de la pobreza y la discriminación ni su trayectoria de gigante activista política. Oriunda de un pueblito de campo, hija junto a cuatro hermanos más de la pareja irregular de Juan Duarte, era ilegítima por ley. Pero Eva no sólo superó el peso de esos orígenes sino que fue la avanzada ideológica del movimiento de masas más formidable del siglo 20: el peronismo.
Quizás el dolor acumulado y su gran sensibilidad hacia la condición de los pueblos de América del Sur ( y su propia condición) hicieron de ella la "líder espiritual" del partido político Justicialista.


 

Aunque deseo hablar de lo que pudo significar ese vestidor de Evita ubicado al lado del salón más fastuoso del edificio donde funcionara por unos años su Fundación.
El vestidor estaba ubicado al lado del Salón Dorado donde Evita acostumbraba aparecer en público. Los dos años anteriores ( 1943-1945) había sido usado por su marido Juan Perón como despacho personal.
Ya traté en otros post el significado de los vestidores femeninos. Pero aquí el vestidor excede absolutamente ese espacio íntimo y personal de autoreconocimiento y se coloca como antesala del escenario social y político más productivo de  Argentina a mediados de siglo.
En consonancia con las opuestas versiones de los mitos que rodean a esta gran mujer, se habló y se sigue hablando de lo hermosa o de lo frívola que era la señora Eva Perón al vestir alta costura francesa y enjoyarse.


Tan contradictorio parece que hay quienes la ven bizarra: una joven que vestía ropas costosas, hermosos tacones y cuidadosos peinados para una tarea que otros hubieran considerado "menor" o de "trinchera",  rodeada de pobres y necesitados todos los días, desde las 8 horas a las 3 o 4 del día siguiente, en su Fundación, un lugar construído con todo el boato de que eran capaces los ricos porteños: el ex-Palacio Dodero.
Yo prefiero quedarme con lo que dijo de ella Christian Dior: " fué la única reina que vestí", evidencia de que estaba ante una persona única y absolutamente por encima de lo común más allá de su condición original.



Eva en el Öpera House del teatro Colón, vestida por Dior.

"El trabajo que yo hago no es filantropía ni es caridad, ni es limosna ni es solidaridad social, ni esbeneficencia. Ni siquiera es ayuda social, aunque por darle un nombre aproximado yo le he puesto ese. Para mí es estrictamente justicia", decía Evita sin faltar a su Fundación ni un solo día. Casi casi como si ella deseara que los más necesitados tuvieran las mayores compensaciones aunque fuera por un instante y comenzando por su imagen agradable.
Quizás un tanto ingenuamente pero no sin algo de razón, ella decía que si el pueblo conocía el refinamiento, iba a luchar para conseguirlo. Así,  para esa mujer dedicada por entero al cambio social, el vestidor al lado de su salón más público fué cuestión de practicidad y también, una de las expresiones más concretas de su capacidad de subvertir el uso tradicional de la imagen femenina.

La reapertura del vestidor de Eva Duarte muestra cómo aquella mujer que jamás se dejaría empequeñecer ni afear por los prejuicios de la época, fue una pionera de la participación política de las mujeres de clases populares, haciendo activismo incluso con su propia imagen.

Una detallada descripción del vestidor 
Museo Evita, en Buenos Aires 

viernes, 9 de marzo de 2012

Los aros tipo argolla de la temporada en Baires...

¿... porqué son tan horribles?
Como sigo enferma, mis energías están muy bajas y todavía no puedo ni asomar la nariz, he decidido apelar a mi memoria visual para escribir este post.
Anclada en Buenos Aires toooodo este verano, no he podido dejar de percibir los gigantescos chapones con maderitas, cintas, plumas o cuentas plásticas en colores estridentes combinados en forma... en forma... Bué, mamá hubiera dicho "kitch". 
Además de las combinaciones estrambóticas que no salen de la clásica argolla grande, pareciera que se agotó la imaginación. A lo sumo tienen como variante ocasional otra argolla subsidiaria de la primera, que hasta puede tener una hilera de bolitas o plumas teñidas colgando... no hay otra cosa a precios populares.
Sino, cambian el motivo de una flor por el de una mariposa. Pero el patrón básico es siempre el mismo.
Fuera de eso, que se ve en la calle, en las tiendas y en el más pequeño rincón donde quepa un exhibidor, no hay otra cosa que no sean las acostumbradas "chinerías" (no es un eufemismo), o los pendientes formados por dos piedras semipreciosas bastante contrastantes. Luego: cero, el desierto.
Por si no me creen, como ejemplo adjunto alguna fotografía, aunque en este caso voy a atenerme estrictamente a un dicho de mi abuela: "para muestra basta un botón"

Suficiente por hoy, ¿no?
Obviamente, este post es producto de la desesperación.