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lunes, 16 de abril de 2012

Mega peinetones rioplatenses versión Pablo Ramirez.


Aquí no se usó sombrero: las damas usaban sus cabellos recogidos con hermosas cintas, flores, pinches... y compitieron en cuanto al ancho de las peinetas que sostenían sus mantillas, jubones y rebozos: cómo se cubrieran la cabeza era cuestión de clase social.


Antiguo peinetón de carey



Según las crónicas virreinales llegaron a medir hasta 1.20 m. de ancho, y los chistes del momento lo muestran desmedido. Lo cierto es que hubo una tendencia que distinguió entre las peinetas latinoamericanas, los mega peinetones rioplatenses

Casi vintage: cuatro formas de llevar peinetón y rebozo.

Habían llegado a América con los españoles, pero hacia 1823 se establecen en Buenos Aires cuatro fabricantes. El más hábil de ellos, y de lejos el mejor comerciante fué Manuel Masculino, autor de  peinetas que me arriesgaría a afirmar las "más anchas del mundo".
Labradas en una sola pieza de caparazón de tortuga, o sobre ostras gigantes o en falso carey o plata, y con incrustaciones de piedras semipreciosas o nácar, los prestigiosos peinetones llegaron al máximo de su esplendor durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, alrededor de 1830 y por cuarenta años más.


Pintura que muestra cómo se componía un estético tocado con peinetón y mantilla.

El color insignia de su gobierno, el rojo, se llevó al lado en forma de moño o flores, como se ve aquí.
Los peinetones llevaron incluso consignas políticas a favor o el retrato del gobernador, de manera que cuando éste cayó, se hicieron demodée y rápidamente pasaron " a retiro".


Esa es la historia. Hasta que al cierre del último Bafweek 2012, vino el esperado desfile del argentino Pablo Ramirez, un diseñador que logró transformar la identidad de Buenos Aires en tendencia y moda urbana mediante el reconocimiento de nuestras influencias y costumbres. Su inspiración esta en el gaucho, el tango, el Buenos Aires colonial y las corrientes migratorias que poblaron estas tierras durante el siglo pasado.


Sorprendió esta vez con influencias flamencas, gallegas y de las corridas de toros, y por supuesto, el peinetón, que fue tendencia en la Buenos Aires colonial, volvió con gloria a la pasarela.


Porque convengamos que estas modelos estan super glamorosas con peinetón, mantilla y guantes de cuero. 

domingo, 15 de abril de 2012

Sensual y extravagante


Investigando arreglos para el pelo pueden encontrarse montones de inventos.
Hoy mismo, hay diseñadores que echan sobre las cabezas de sus modelos increíbles volúmenes y objetos con creatividad inexcusable. Pero de esta fotografía, hecha en 1922 y cuyo autor desconozco ¿qué más que elogios puede decirse?  
En realidad no sé cual se ve aquí más sensual y extravagante: si ella, Dolores del Río, esta hermosísima actriz mexicana que filmó en Hollywood treinta y pico de películas y murió en los ochenta... o su tocado seudojaponés, que se luce como una verdadera obra de arte gracias a su belleza.

viernes, 13 de abril de 2012

Extraordinarios accesorios "express" de los años 20




Quizás porque durante los locos años 20 la famosa pregunta de ¿qué me pongo? obtuvo nuevas respuestas, suntuosas y sugestivamente femeninas pero muy prácticas, vuelve su onda en los peinados.
En esa época los vestidos se acortaron, simplificaron y alivianaron, dejando ver partes del cuerpo antes prohibidas; y el cabello siguió la misma tónica, mostrando el cuello y la nuca con ayuda de los joyeros, quienes supieron adaptarse estratégicamente a los cambios que imponía la época y diseñaron bellísimas tiaras, horquillas y peinetas siguiendo lo que empezaba a ser "la moda".
Fouquet fué quien llamó Bijouterie a esas joyas atentas al diseño y la belleza más que al valor económico de los materiales empleados. Así llevó la artesanía, o sea la capacidad de alterar el aspecto de los materiales, a la categoría de arte. El período art nouveau de Fouquet fue glorioso gracias a la belleza extraña que destiló.

Fouquet: peineta en caparazón tallado de tortuga con ópalos y esmaltes.


René Lalique,como se ve en la peineta que abre este post, fue el pionero e inventor del estilo art-nouveau, además de revolucionar el mundo de la joyería con el uso de materiales más baratos, como la pasta de vidrio, los esmaltes, el marfil, el asta y otros que combinaba con diamantes o piedras semipreciosas.

Lalique:pasta de vidrio


Una horquilla de Lalique con estilizadas golondrinas en asta teñida.

René Lalique, Lucien Gaillard, Fouquet y Vever son los nombres de esos joyeros que hicieron con sus estilizadas versiones de la naturaleza en materiales no preciosos maravillosas joyas que mantenían recogidos los cabellos femeninos.
A instancias de su amigo René Lalique, Lucien Gaillard -tercera generación de una familia de joyeros parisinos- realizó sus mejores piezas de joyería en sus horquillas, pinches y peinetas de clara inspiración japonesa.

Asta pintada y tallada con ramas y flores de cerezo de tamaño natural, en un claro homenaje a los maestros japoneses. Gaillard


El marfil tallado o el carey fueron los materiales preferidos, que dieron a estos accesorios la transparencia y levedad propias de sus figuras naturales: flores, ramas, hojas, libélulas, pájaros e insectos fueron sus temas recurrentes.



Dos libélulas en vuelo se entrelazan en esta horquilla de asta con delicadas labores de esmalte. Lucien Gaillard.



Peineta de asta con un orientalísimo tallado de crisantemos. Gaillard



Las hojas de Ginkgo fueron otro motivo recurrente. Aquí un conjunto de horquillas en pasta de vidrio con diamantes y cabouchon de vidrio verde. Gaillard.


Abejas libando la flor del cardo. Gaillard.



Tres gráciles ramas de cerezo con sus frutos tallados en marfil, por Lalique.


Maravillosa peineta con una gran orquídea en oro, diamantes, asta y pasta de vidrio. Las orquídeas son una flor característica de la joyería Lalique