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sábado, 1 de septiembre de 2012

7 maneras de llevar un lariat y su uso... ¡múltiple!


 
 


Hay pocas joyas multiuso, y éste, justamente, es su gran encanto: al lariat (lazo), podés darle varias vueltas, dejarlo pendiente hacia adelante o por la espalda, usarlo a modo de un echarpe con sus extremos libres, como una banda cruzada de izquierda a derecha, como un collar de varias vueltas, ¡y aún como cinturón o vincha!

Un tipo de lariat bastante popular es éste, ancho y confeccionado en varias hiladas, que pende como una corbata.

¿Cómo usarlo? Siempre, siempre, se dobla a la mitad. Esto forma un ojal que permite pasar el extremo libre del collar y fijar así su posición.
Porque se trata de un collar abierto que en su forma tradicional tiene ciento veintidos centímetros, aunque la longitud puede variar, como veremos.


 Fride Kahlo era una maestra para llevar el lariat. Con un medallón central que acentuaba su composición simétrica, es la forma en que  ella solía usarlo.



 
1- Queda elegantísimo arrollado al cuello y al quedar cortos, trabar sus extremos. 
 
 
 
2- Con una sola vuelta ajustada y larga pendiente central resulta un collar muy divertido.
 

 
3- Aunque de piedras semipreciosas, varias vueltas de distinto largo alrededor del cuello antes de cruzar sus extremos le dan un aire informal.
 
 
 
4- Este lariat formado por una delgada cadenita de oro y caída de topacios se ha colocado de modo asimétrico: media vuelta hacia adelante queda doble. 
 
 
 
5- Al mejor estilo años locos: apenas un sencillo lazo caído por delante.
 
 
 
 
6- Elegantísimo, inesperado, y también de los "años locos".   
 
 
 
7- Y el más sensual: rodeando la garganta y con los extremos pendientes hacia atrás.
 
 
 
Su merecida popularidad hizo que se realicen falsos lariats en estilizadas versiones del mismo, como las que aquí mostramos:
 
 
Esta hoja con nervadura de diamantes es una estilizada imitación del "lazo" que sostiene la perla.
 
 
 
 
 
Un broche en forma de hoja permite cerrar al cuello este corto y alegre lariat.
 
 

Lariat de extremos asimétricos, uno de ellos cerrado en forma de ojal.
 
 
Aquí en Argentina no es fácil verlo a la venta pero por su versatilidad debería estar entre los básicos de tu tocador.  Aquí, la famosa, breve y en alza versión llamada "corbatín".


 

 El famoso corbatín, con medallón que por detrás ajusta el lazo


 
Lariat de cuero en versión ultra breve y super sensual.



 

viernes, 24 de agosto de 2012

Las joyas bere-ber de las virgenes católicas

 
 
El centro de Buenos Aires está plagado de iglesias de todos los credos, pero de todas ellas, las católicas siempre me inquietaron. 
En ellas es usual encontrarse con estatuas cuyos cuerpos martirizados y rostros dolientes generan gran aflicción. Tanta, como para hacerme sospechar que su iconografía tenebrosa es parte de una efectiva "pedagogía" de la culpa para pueblos no lectores.
Así, de iglesia en iglesia y en medio de tanto temor y temblor, comencé a interesarme por algunas vírgenes de pacífico semblante y ricos trajes, damas enjoyadas parecidas a la novia bere-ber que ven acá arriba.

 
 
 
Nuestra Señora de los Desamparados


 
Virgen de las Nieves


Primero fué La Virgen de los Desamparados y Nuestra Señora de La Paz. Luego Nuestra Señora del Carmen. La "vírgen blanca" o Señora de las Nieves también la recuerda bastante, en una versión más afrancesada. Incluso nuestra vernácula Vírgen de Luján.

 
La Virgen de Luján es bastante discreta: lleva un collar mediano y un rosario largo de perlas. Pero por la forma de su traje, la distribución de sus paños y las largas hileras de abalorios, es imposible no relacionarla con las anteriores. Como ellas, también lleva una corona por encima de su velo.  Y... ¡resulta que ese increíble atuendo cargado de joyas viene de España y se llama "traje de Vistas"!
 

A la derecha, la Virgen de los Desamparados, oriunda de Valencia.
Observense los collares que cubren el vestido en todo su largo y el torso en todo su ancho, así como la gran cantidad de dijes que penden de cadenas y pliegues.
 
Mucho es el enorme parecido entre estas vírgenes y este traje, que en rigor es un traje de boda. Aunque más sorprendente aún es la semajanza entre estas joyas y las de las mujeres bere-ber.
Si entrás por aquí, y aquí, verás mucho sobre sus orígenes y significados. Sí, sí, ya sabemos que hubo un tiempo donde en España vivieron los pueblos nómades del Sahara.



 
Novia bere-ber
 
El traje oscuro funciona como el marco adecuado para que la novia luzca esa suerte de "dote ambulante" que ostenta gran riqueza material y cultural. Collares cortos de corales con pequeños elementos de plata lamados manojos y manojitos, collares largos o vueltas: primero media vueltita, luego dos vueltas chicas, después tres medias vueltas, en las que ya se mezclan unas cinco vueltas grandes con trozos de coral con bolas o bollagras y patelas, y los carretes de plata filigranada y sobredorada de las que cuelgan diversos tipos de amuletos.


 
Detalle de los collares con sus bollagras y patelas ( placas que se enhebran entre las bolas), crucifijo, tablillas, medallones, corales, crucifijo y carretes como el que se ve aquí con tres medallitas pendientes de cadenas...
Relicarios, la Santa faz, cruces, águilas bicéfalas, lunas en cuarto creciente, hasta la última vuelta grande, solo formadas por bolas y carretes de las que cuelgan tablillas.
 


Corazón de la novia y dijes en forma de luna creciente.

Entre los dijes más importantes uno representa el corazón de la novia, que se prende sobre el pecho.

Relicario y truchita articulada.


Luego vienen las brazaleras, unas cadenas con dijes en forma de truchas articuladas, castañas, cruces, campanas, evangelios, medallas, sonajeros y etc., etc.,  que se enganchan en las axilas. Por si todo esto fuera poco hay también aros tipo pendientes, rosarios y sortijas de mano.



 
Este pequeño collar bere-ber reúne muchas características que nombramos: grandes bolas en filigrana, pequeños cascabeles y dijes móviles en plata, ramitas de coral.  



 
Joyas de un puesto callejero en el mercado callejero de  Puerta de Mahdia, Tunez.
Es notable el parecido de los collares de perlas con los de las vírgenes, asó como la cantidad de dijes en filigrana que penden de cadenas.  

 
La Medea que interpretó María Callas, con el irresistible traje de Vistas como inspiración.
 
Puesto que nuestras vírgenes protectoras llevan este cuño, ¿quien podría sustraerse a tanto brillo y seducción?¿Y quien no puede rememorar en este traje esta fabulosa novia de Christian Lacroix?


 
 

lunes, 20 de agosto de 2012

"Riviere", el collar preferido de Anna Wintour.



Como un hilo que destella la ribera nocturna de una ciudad populosa y feliz, así es el collar
Riviere: una delgada línea de luces que se ve de lejos, la visible frontera entre el anonimato y el glamour.
El collar "Riviere" se origina con la invención rusa del "Chatoné" o pequeño tambor metálico para albergar cada piedra en forma individual (mitad del siglo XIX).


Los diamantes tallados en forma redonda y engarzados en forma individual sobre monturas casi invisibles es lo que da valor al Riviere. Por eso es el collar de las reinas y luego, de la aristocracia europea, dado que la técnica en chatones permite insertar más diamantes y alargar el collar a medida que se los adquiere.
Pero fueron las tennistas, con Cris Evert a la cabeza, quienes de él hicieron furor y lo popularizaron. Comenzaron a llevar pulseras riviere a los partidos y a usarlas para vestir sport, hace aproximadamente 25 años.
Al punto que hoy es un accesorio obligatorio en el vestidor de las fashionistas.
Nicole Kidman, reconocida por su amor por las joyas, con un clásico
y hermoso riviere de grandes diamantes.

La montura que mejor deja lucir los brillantes es la de delgado metal blanco con garras, pero a esta altura hay innumerables versiones.
Los menos bellos son que que tienen monturas gruesas y pesadas, que semiocultan la luz reflejada por los brillantes.
No son tantas las joyas que resisten tan dignamente el paso del tiempo. Su diseño minimalista y la liviandad que le da su brillo hacen que este collar jamás se vea vulgar y sea apropiado para llevar con vestidos de fantasía, bordados o con pedrería. Para el día, su forma lineal hace que nunca se vea recargado. Para la noche, te hará radiante con su círculo de luz sobre tu rostro.

He aquí un "pequeño riviere", llamado así por ser la versión moderna del antiguo de diamantes, hecho en cristal de colores con monturas casi invisibles.


Anna Wintour, en este caso sobre una T-shirt (¿habías imaginado algo así alguna vez?)
lleva dos collares "riviere". Uno ámbar y otro celeste.



Un riviere violeta con un trench en charol negro ¡Wooooow!
Anna Wintour ( la gurú espiritual de la moda y eterna directora de la revista Vogue) lo adora. Sobre el riviere tenemos mucho que aprender de ella, ya que lo lleva de manera casi cotidiana.

Grandes cristales celestes para éste inusual y elegante "Riviere".
Anna Wintour lo usa aquí para completar un outfit funcional y diurno.


Otro look para el mismo collar, esta vez en dupla con una cadenita de la que pende un dije con una gran gota en el mismo color que el riviere.





Para un vestido de noche de gran brillo y elegancia elegante, la Wintour acompaña un riviere con otro collar de piedras similares en estilo victoriano.



Los usos que le da la soberana de la moda al "riviere" son verdaderamente ilimitados.
Aquí, dada la sencillez extrema de la camisa blanca,
el riviere se acompaña con otro collar de formas más exóticas.


Otra modernísima variante de los chatones, a mano de Wintour:
piedras amarillas para monturas doradas.



Dos riviere a tono con su vestido de estampado fantasía.



Un acompañamiento perfecto, son estos tres rivieres
a juego con los colores del galón de este clásico tailleur tipo Chanel.



Dos riviere sobre el escote redondo de este sweter, uno ámbar, como las líneas de su sacón de piel y su pollera.


Elegante y sin prejuicios: sobre un vestido estampado y bordado con gigantescos strass negros, tres son los "riviere". En color topacio, aguamarina y uva. El aguamarina, que la acompaña casi siempre, ¡hace juego con sus ojos!


¿Y este? Un riviere + un riviere = ¡un brillante collar de dos vueltas!



Nos encanta: sobre un animal print, hacen contraste tres riviere.
¡Chapeau!
Es obvio que Anna Wintour este collar le encanta, y la vemos siempre con alguno, sólo o superpuesto para combinar sus colores con su outfit. Los tiene de varios colores, incluso uno "tutti frutti", que combina con cualquier prenda y con verdadero acierto.
A nosotras, Anna Wintour nos convenció de que este collar es una inversión que se autofinancia.
¿Qué esperás para armar tu propia colección de "pequeños rivieres"?

lunes, 16 de julio de 2012

Las joyas de una fashionista

No es Anna Dello Russo, pero casi. Daphne Guinness considera la moda como un arte: desde siempre la ha mimado, la ha coleccionado, y ahora será la curadora de Contra Mundum, una muestra donde se exhibirán los vestidos de su excéntrica amiga Isabella Blow.
Pero esta nota no  trata exactamente sobre eso, sino sobre sus joyas. ¡Sí! Y no imaginen mal: es que Daphne Guinness aparece con unas pocas joyas combinadas de múltiples formas, y eso es justamente lo que venimos predicando desde este blog. Queremos mostrar en esta fashionista requetetop su forma de cambiar sus looks y darle a sus joyas distintos usos. ¡A la carga!



Vean este interesante conjunto dúos de broches y estos pendientes... 
Aquí aportan luz y sobre todo rompen la austeridad del bleiser negro y la lisura del escote.




Aquí, en cambio, sirven para destacar la asimetría del escote
y llevar el pañuelo en el cuello al nivel de un actualísim collar de perro francés. Los aros, por supuesto, ya no son pendientes ( serían imposibles con ese cuello)




Aquí: los peines en la cabeza simulan un tocado kanzashi, y los broches acompañan una campera ti coraza a la manera... ¿samurai?




Los broches adquieren aquí un sentido completamente diferente: sostienen los pliegues de un echarpe graciosamente enrollado y sostenido hacia el rostro por tres vueltas de perlas. los aros siguen pegados a las orejas, por supuesto.

En este caso, uno de esos broches adorno los dos icónicos mechones negros del peinado de Daphne.



  Aquí los broches de nuevo, cerrando la transparencia de un cuello alto.  




La irreverencia de un mega-riviere de dos vueltas
acompaña la irreverencia de este pequeñísimo tailleur.


Anchos anillos, pulseras y broche de cristal para otro de sus clásicos vestidos negros.



El broche parece de los preferidos por Daphne, con aros pegados sobre este sacón
negro y plateado queda super, super bien.


Despues de ver estas fotos ¿no creen, como nosotras, que Daphne es una fashionista de primera línea, capaz de exprimir al máximo unos poquitos elementos?