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domingo, 5 de agosto de 2012

Cruces con G de glam



 
Invaden las pasarelas y es imposible obviarlas, pero fue durante los ´80 que Madonna las reinventó con insolencia. En cierto modo es como si ella les hubiera quitado su contenido místico y poder desde que las llevara sin reverencia y de a montones. En sus aros, pulseras o pecho, las cruces fueron ícono y parodia del mundo occidental, ordenado no de acuerdo a las virtudes, sino a lo que se ostente como dosis de autoridad (moral) encaramada en el poder.



Desde entonces, llevar una cruz no es confesión de credo, sino símbolo de lo que es necesario cuestionar y desentronizar.
El glam, voraz e insaciable dios cuyo brillo requiere alimentación permanente, las reencuentra ahora gigantes y ostentosas pero bellas como siempre, muy bellas.




En la onda más gótica, varias cruces doradas penden de cadenas enredadas y rotas sobre un suntuoso vestido de terciopelo carmesí.



Irreverencia y retro total: cruz al cuello de un collar rosario acompañando este modelo
bien setentista de Pucci.


  
Dos cruces, una hecha gargantilla y otra como pendiente de una cadena acompañan el creciente barroquismo de las colecciones de Chanel.



Menos rigurosa, más orgánica y con tintineos dorados entre flores, esta cruz se aligera aún más con la delicada cinta que le hace de collar de perro.



Si ya estas casi en la puerta y querés más glam, unas cruces en el sombrero para reforzar la visión de los preciosos aretes dorados.
Una forma muy práctica de ir a la moda: pulsera de Givenchy.




 Llevá cruces donde quieras. Las negras estan de re-onda.



 Hay cruces en los anillos también...



Y una idea de alto super ultra hiper mega glam, de la mano de Christian Lacroix: una cruz en la espalda de tu bleiser formada por pins y broches de todo tipo y color donde las cruces, por supuesto, no pueden faltar...



 Sobre un vestido de lamé plateado, cruces glamorosas según Vogue



sábado, 21 de julio de 2012

De la nobleza a la bijouterie: la Cruz de Malta





Es curioso el derrotero que a veces toman los acontecimientos, las historias, las cosas, las palabras y los símbolos. Aunque los símbolos tienen cierta capacidad para congelar significados, el destino de la Cruz de Malta se parece a un capricho.
Este pequeño dislate surgió de la predilección de Clarisa por una composición geométrica que recorre toda la producción creativa de Chanel. La curiosidad llegó al saber que reproducía un antiguo signo nobiliario.



Cocó lo lleva aquí como un broche en su sombrero. Pero era fácil verlo también en sus solapas, en sus medallones y en sus aros. 
Una atrevida recreación de la cruz que altera bastante su rígida geometría. 
Broche del Duque de verdura. Para Chanel en 1930.





El broche y los clips de oreja, realizados en Gripoix y diamantes, para Chanel.



Quien lo imprimió a toda esa falsa joyería que poco a poco ganaba los bolsillos más exclusivos y refinados fué Fulco Santostefano Della Cerda, Duque di Verdura. El fue uno de los más cercanos colaboradores de Cocó, y alentado por ella diseñó muchísimas bijoux para Casa Chanel.

Este es el primer diseño de aquella famosa pulsera con que Fulco introdujo, en 1934, la Cruz de Malta en la joyería.

Por las fotos,  podés notar cómo este diseño se disparó y expandió en la imaginación de los joyeros. La ruta de Fulco di Verdura hacia este símbolo es fácil de seguir, aunque lo que pasó después fué casi mágico.
Con las gemas que el Gran Duque Ruso Dimitri regalara a su amiga Cocó Chanel, Fulco realiza un brazalete tipo puño (cuff) con un adorno simétrico: el escudo de su ciudad natal.



Cocó con Fulco y su célebre creación.

Desde el siglo XI la Cruz de Malta era el escudo de un pequeño principado italiano, Amalfi.  Había acompañado al duque de Verdura durante toda su infancia en Palermo, hasta que en 1926 se muda a Paris para trabajar con Cocó.
Una de las numerosas versiones posteriores de Verdura

Angulosa o curvada, las variantes que ha tenido su forma obedecen a las distintas instituciones y significados que la fueron impregnando a lo largo de la historia. Pero básicamente, convergen cuatro puntas de flecha, lo que le da la forma de ocho puntas.  

Otro brazalete con la Cruz de Malta, por Fulco


El intenso verde de Gripoix y perlas falsas para este clásico de Chanel.



Otro broche de Gripoix para Casa Chanel, en el que se hacen mucho más claras sus connotaciones bizantinas, un estilo que gustaba mucho a Cocó




Una de las versiones más actuales del ya reconocible "ícono Chanel" de la cruz maltesa.


Amén que el Duque di Verdura la reprodujera hasta el infinito en la bijouterie, la imaginación de los más reconocidos diseñadores de joyas no pudo sustraerse a su magnetismo, dotandola, como verán en las figuras, de una versatilidad poco común.



Esta versión de la Cruz de Malta es un broche de Trifari.



Esta, de joyerría Tiffany, quizás sea uno de los diseños donde la cruz se hace más libre y orgánica, semejando cuatro ramos de flores.



Este brazalete tipo cuff es del famoso norteamericano diseñador de bijoux Kenneth Jay Lane, quien tampoco pudo sustraerse al encanto.

Un broche de la fábrica de bijouterie Coro, que se hiciera muy popular por los años 50.



Yves Saint Laurent también tomó el diseño como pendiente de sus famosos sautoirs.



Miriam Haskell también aportó su broche con la Cruz de Malta, realizado en su clásica técnica
de dobles fornituras de oro ruso y perlas de agua dulce.


Broche de oro y turquesas, por el famoso diseñador William De Lillo.




Tal vez uno de los modelos más impactantes, de Trifari.






 Mucho más actuales, estos dos broches de cristales Swarovsky diseñados por Erikson Beamon.


Todas estas fotografías son apenas un ejemplo de la avalancha de diseños inspirados en esta cruz que inicialmente fuera distintivo  de la Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan, quienes brindaban sus servicios en el Hospital de Jerusalem.   
Ni las numerosas ordenes de caballeros que luego la adoptaron, incluidos los Cruzados, ni los jefes de los varios Estados que la llevaron en sus banderas, pudieron imaginar la insólita derivación de la cruz por la nostalgia de un duque palermitano asilado en el mundo de la moda.




viernes, 3 de febrero de 2012

¡Un cuello para tu outfit, please!


Un cuello de bolitas plásticas, cristales coloridos, placas de metal o de cuero sintético... tiene la onda retro interesante y sin límites para la imaginación... ¡tiene algo de los fabulosos cincuenta!
Un ejemplo: Nicole Kidman, fashionista incorregible sobre todo con las joyas, sobre un sencillo LBD lleva un collar impensable como tal si no fuera porque se compone de un exquisito tejido de cristales y es independiente del vestido.


Aunque en tiempos de crisis, mi abuela Galatea descosía el cuello gastado de la camisa, volvía  hacia el exterior su interior todavía impecable y lo volvía a coser. Y la camisa "tiraba" por lo menos dos añitos más. El cuello limpio y almidonado era un ítem importantísimo para una presentación adecuada, de modo que si había miseria... ¡no tenía que notarse!
En cambio estos cuellos se ponen por encima de tus outfit casi como un collar y por supuesto que pueden relookear tus camisas, sweters, vestidos o... ¡¡¡lo que quieras en dos minutos!!!

Un cuello sobre la piel...¡es un collar!

Al revés de mi abuela, que salvaba la camisa dando vuelta el cuello, se trata sólo de cuellos de camisa con originales toques de brillo y bijou. Recuerdan aquellos cuellos duros de antaño pero... ¡vamos! justamente sirven para burlarse de todo tipo de almidonamiento y etiqueta, y las prendas estilo vintage son especiales para eso.

Brocato de terciopelo y un ligero bordado de strass.


Dorado, brillante y rígido,  calado en su contorno como una puntillita: delikatessen pret a porter.
Este modelo enteramente bordaro en bolitas plateadas no deja dudas de que se trata de un collar... y oficiará ¡de cuello camisa!


Hablando de los límites de la imaginación o del formalismo... ¿Notaste los gatitos estampados en las puntas del cuello y la cantidad de pins que adornan este ceremonioso cuello blanco? 
Dale rienda suelta a la expresión.

Un antecesor del collar-cuello: de Chanel, 1950


Otro ancestro, confeccionado por la boutique ya inexistente de Coppola e Toppo, en Milán. Aproximadamente de la misma época.


He aquí sin duda el más original e innovador, y el que más me gusta. Colección Lanvin.

lunes, 5 de diciembre de 2011

El sautoir, un versátil collar

 


Sautoirs de Ralph Lauren, 2011
Se trata de un largo collar, mucho más que el opera, generalmente de más de 1,20 cm., con un ornamento que pende en su caída. Esta confeccionado con perlas o cuentas y eslabones dorados o plateados, y el adorno final puede ser una borla de eslabones o un pendiente hecho de gemas o piedras. Este ornamento es deslizable a fin de acortar o trabar las varias vueltas en que se quiera acomodar el sautoir.
Los sautoirs se hicieron populares en el siglo 19 tardío y a comienzos del 20 durante la Belle Epoque hicieron furor.

Luego, en los años ´30, Chanel les dió un importantísimo lugar en el guardarropas femenino, creandolos y recreandolos para sus clientas. En la foto, un famoso sautoir de Coco Chanel, en perlas y granates.

Cristian Dior también les sacó el jugo en la década del ´50. Porque como se ve, lo interesante de este collar es que siendo de perlas o cuentas preciosas, permite un uso elegante sin dejar de ser bastante informal. El movimiento de su adorno final le pone alegría y le quita pomposidad.

Este en piedras semipreciosas, es una versión de John Galliano para Dior.


El sautoir se presta a varios usos, lo cual lo hace un accesorio muy versátil y adaptable a diversas ocasiones. Se lo puede llevar cuan largo es, acortarlo en varias vueltas, cruzarlo en diagonal sobre el torso como bandolera, llevarlo hacia atrás, sobre la espalda, o también enrollarlo en el antebrazo a modo de pulsera.


Los actuales sautoirs se fabrican en diversos materiales, entre los que está incluida la pasamanería, dado que por su longitud se llevan muy bien con la ropa casual, pantalones, sweters, vestidos y polleras relativamente largas. Abajo, la modelo lleva puestos dos, versión de Ralph Lauren.